La POSGUERRA

El horizonte que se abría en abril de 1939 no era sólo de postguerra, sino que fue también, y sobre todas las cosas, el de la Victoria. Franco creó un régimen a su imagen y semejanza, pero con ínfulas de atraer, gracias a sus organizaciones de masas, a la mayoría de los españoles. Sin embargo, las cárceles y los campos de concentración estaban llenos y el país estaba traumatizado por su pasado violento y su presente mísero. Millones de españoles –incluso muchos de los que se creían vencedores–fueron condenados a vivir en un ambiente mísero hasta la extenuación y extremadamente dividido. Fue la gran derrota de todos. La pobreza asociada a la autarquía, la sangre del conflicto y las líneas de escisión que atravesaban a la sociedad españala facilitaron la construcción de un ambiente inmoral y discriminatorio. Aquellos que pudieron identificarse como vencedores salieron a priori ganando, pero en la cruda y larga posguerra de la hambruna eso nunca era claro ni definitivo.

Un elemento estructural a lo largo de la postguerra fue el conflicto internacional. La actitud de Franco hacia la II Guerra Mundial varió a lo largo de todo el conflicto, aunque siempre manteniéndose en una ambigua neutralidad a la que pretendió extraer las máximas ventajas. La neutralidad española en la guerra obedeció principalmente a que el país no estaba preparado económica ni militarmente para participar en ella. Esa miseria material y la propia división de las elites de la dictadura al respecto facilitaron que Franco se dedicara a gobernar las ruinas del país que era España, un país que sería una paria internacional en los primeros años de la posguerra.

El nuevo panorama, y el comienzo de la Guerra Fría, facilitó que los Estados Unidos cambiaran de actitud hacia el régimen franquista. Consideraron que España, debido a su situación geográfica y su gobierno anticomunista podía ser útil para los objetivos del “mundo libre”. La consagración definitiva de la España franquista se produjo en 1953 con la firma del concordato con el Vaticano y los acuerdos bilaterales con EE.UU. La paulatina consolidación del régimen franquista a nivel internacional facilitó que se produjera la cruel ofensiva final que acabó con los maquis -la Guerrilla de resistencia antifranquista-, también acabó con las esperanzas de miles y miles de vencidos tanto en el interior como en el exilio. El exilio interior centraría sus esfuerzos en reconstruir cierta normalidad en familia. Esa fue la gran conquista de la postguerra y de la Victoria. La reclusión de los españoles a su privacidad e intimidad.