Cálatos de la necrópolis del Cabezo del Tío Pío
Las principales instituciones culturales españolas franquistas ejecutaron políticas del despojo, con las que se apropiaron de bienes artísticos. Estas propiedades de particulares represaliados por la dictadura llegaron hasta los museos de la mano del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional (SDPAN), que debería haberse dedicado a la restitución de las decenas de miles de objetos artísticos, que la República incautó para evitar su destrucción. Sin embargo, el SDPAN procedió a entregar las piezas a varios centros, que en nuestros días siguen sin reconocer el expolio en la exposición pública de los bienes.
Uno de los casos más llamativos es el del Museo Arqueológico Nacional (MAN), que ya en la primera reunión del Patronato franquista, el 31 de julio de 1939, ejecutó varias apropiaciones ilícitas. El SDPAN ofreció a su director, Blas de Taracena, un lote de diez monedas de oro, cincuenta y dos de plata y setenta de vellón y bronce. En las actas que conserva el Archivo del MAN pueden leerse cómo la presidencia del Patronato del MAN -máximo organismo de gestión del centro- acordó agradecer al servicio la entrega de las monedas. También decidió que la entrega no figuraría como un depósito, es decir, no sería una entrega temporal hasta hallar a sus propietarios. El presidente Manuel Escrivá de Romaní, conde de Casal, autorizó para “recibir con carácter de donación definitiva en lugar de depósito”.
Otro de los ejemplos más graves es la colección de cerámicas ibéricas, propiedad del expoliado, Carlos Walter Heiss, coleccionista y teniente de Sanidad del Ejército Popular, que el centro se quedó en 1941. Hoy se puede visitar la sala dedicada a este arte, con una vitrina en la que hay un cálatos (la vasija ibérica se ve en la foto) que se indica procede de la necrópolis del Cabezo del Tío Pío, en Archena (Murcia). Lo que no se aclara es que esa preciada pieza proviene del expolio que ejecutó el propio museo, años después de fracasar su comprar al propietario. El 7 de mayo de 1941, la colección de Heiss ya se encontraba en el almacén del Arqueológico. Hasta allí lo había llevado la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico de la República, para poner a salvo las piezas. Ese día, el director Taracena y el subcomisario general del SDPAN, Joaquín de Navascués, firmaron la apropiación de los bienes de Heiss. “El director del museo se hace cargo de los 83 objetos numerados y de los 39 sin numerar”, apunta el acta. Nada de esto se explica en la exposición del objeto.
PR