Combatientes

Para comprender esta galería es necesario contextualizar los objetos y narrativas que en ella se recogen.

Desde que comenzó el golpe militar el 17 de julio de 1936 hasta el final de la Guerra Civil el 1 de abril de 1939, las fuerzas de la República actuaron normalmente de forma reactiva. Esto ocurrió porque los rebeldes tuvieron desde el primer momento las mejores tropas, el Ejército de África, y ayuda internacional que proporcionaron Alemania e Italia. Esta llegó dos meses antes, y fue mayor y más constante, que la que proporcionó la Unión Soviética. Los rebeldes consiguieron también que más soldados extranjeros luchasen en sus filas -unos 180.000 entre, por orden de importancia, marroquíes, italianos, alemanes y portugueses- frente a los 40.000 -casi todos en las Brigadas Internacionales- que lucharon favor de la República.

Contra esas fuerzas, sobre todo en el verano de 1936, las milicias antifascistas, reforzadas por miembros de los cuerpos policiales y algunas unidades militares, poco pudieron hacer. Esto permitió lo espectaculares avances rebeldes hasta noviembre de 1936. A partir de entonces, los republicanos consiguieron defenderse mejor. Esto se debió a la militarización de sus fuerzas y la creación del Ejército Popular, a la llegada de armamento soviético y de las Brigadas Internacionales en los meses de setiembre-octubre, y culminó con a defensa exitosa de Madrid. A pesar de estas mejoras, los ejércitos republicanos siguieron siendo incapaces de montar operaciones efectivas de ataque, con lo que la iniciativa estratégica siguió estando en manos de los rebeldes. Esta les permitió conquistar Málaga en febrero de 1937, pero también fracasar en la batalla de Guadalajara el mes siguiente.

A partir de entonces comienza una dinámica que va a seguir hasta el final de la guerra. Con la única excepción de la Batalla del Ebro, los rebeldes deciden dónde atacar y los republicanos se defienden a menudo montando ataques de diversión en otro lugar. En estas operaciones reactivas -de las que la Campaña del Norte del verano de 1937 es el mejor ejemplo- los republicanos suelen perder a muchas de sus mejores tropas y gastan un material que a menudo no pueden reponer. Lo que ganan en experiencia lo pierden en medios. Por ello son incapaces de crear un cuerpo de maniobra experimentado y bien armado que acuda a los lugares críticos o que lance operaciones que den la iniciativa estratégica a la República. Y cuando lo intentan, la superioridad enemiga en hombres y material se impone. El curso del conflicto sólo agudizó esta dispartidad entre los medios de uno y otro bando.

Yendo más allá de la narrativa bélica tradicional, en esta galería se ve cómo fue la experiencia diaria de los soldados en el frente a partir de objetos, memorias y entrevistas, desde los primeros días de la guerra hasta la celebración franquista de su victoria.