Colador de té
Repository: Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, Alcalá de Henares, Spain
Source:
Fond or Collection
Alfredo González-Ruibal, “Spain: Modern Warfare”, Field school of the Institute for Field Research (IFR), Los Angeles, USA, 2017
Date Created: 1936 to 1939
Type: Kitchen utensils
Extent: 1 item
Geographic Region: Ciudad Universitaria, Madrid, Spain
40.44202, -3.72396
En las prospecciones arqueológicas del entorno del Hospital Clínico, en la Ciudad Universitaria de Madrid, apareció un colador de té metálico. Este sector, probablemente el más brutal del frente de Madrid. Era una cuña del ejército franquista que llegaba hasta las primeras calles de la capital y en él se encontraban estacionadas unidades de legionarios y regulares (soldados marroquíes). Con estos últimos tenemos que relacionar el colador de té.
Sobre el consumo del té por los regulares en la Ciudad Universitaria contamos con el excepcional testimonio de Bobby Deglané, un periodista chileno partidario de los sublevados que ejerció como espía en territorio republicano antes de pasarse a territorio franquista. Uno de los reportajes que publicó en el semanario ilustrado falangista Fotos se titula “Té moruno en la Ciudad Universitaria”. En él cuenta una expedición a primera línea al sector del Clínico. Tras cruzar la pasarela que salvaba el Manzanares y perderse en la maraña de trincheras llega al cuartel general. Allí se sienta en los sótanos con un grupo de soldados moros:
“Los detalles, las sugerencias y la influencia de aquel ambiente se adherían a mi espíritu embriagándole con su exótica belleza como en un escenario de leyenda. Y mientras los moros yantaban sus platos olorosos a especies y bebían el dorado brebaje moruno, yo recorría con mi imaginación - en esos momentos lanzada en vertiginoso galope- los lugares espeluznantes donde crepitaba la guerra como en un Apocalipsis lejano, y sin embargo a escasos metros de nosotros.
Allí estaban los moros aquella noche, con sus pacíficas tertulias. Afuera acecha la muerte. Dormirían aquella noche como se duerme en la Ciudad Universitaria, con el fusil al brazo, para despertar acaso, antes de que el sol anuncie la llegada del día, apremiados por la alarma de un ataque por sorpresa o de la clásica voladura de una de esas conmocionantes minas subterráneas.”
El consumo de té tenía una gran relevancia para las tropas moras. Según un veterano marroquí, Mohammed Tahar, entrevistado en 1995, entre los elementos que cada soldado llevaba consigo se encontraban algunos característicos del Norte de África: dátiles, higos y “algo para preparar el té moruno”. El Corán prohíbe el consumo de alcohol, con lo que los musulmanes, al contrario que el resto de soldados, no podían beber ni vino ni licor. Como sustitutos tenían hachís y té. Más allá de su (limitada) utilidad como excitante, el té facilitaba la socialización entre los marroquíes, como el alcohol entre los cristianos—lo que es evidente en el relato de Bobby Deglané. La ceremonia de preparación y consumo del té suponía una ocasión de reencontrarse con sus compatriotas y correligionarios, hablar la lengua propia y reproducir los gestos y prácticas propios de su cultura. El lento ritual de hervir y especiar el té tendría un efecto psicológico tranquilizador para las tropas coloniales en un contexto hostil (una guerra y un país extraño), particularmente en entornos tan impredecibles y violentos como el de la Ciudad Universitaria, donde los ataques y las minas estaban a al orden del día. El olor y el sabor del té sin duda evocarían los hogares que habían dejado en Marruecos.