Soldados relajando
Creator: Gabinete Fotográfico del Ejército de Galicia
Source:
Fondo Mario Blanco Fuentes, Museo Raimundez Portela de A Estrada
Date Created: 1936, 1939
Type: Photograph
Extent: 1 item
Tras ser movilizados de manera obligatoria, los soldados fueron asignados a diferentes unidades militares situadas en los diversos frentes de combate que se abrieron tras el golpe de Estado. Su vida cambió radicalmente en todos los aspectos: social, cultural y moral, sin importar el bando al que pertenecieran. Los principales cambios sociales surgieron debido a la transformación de las relaciones interpersonales, que en el contexto bélico se basaron en valores diferentes a los del periodo de paz. En esta nueva realidad, los soldados dependían unos de otros y forjaban vínculos estrechos con sus compañeros de armas, creando lazos que los convertían en hermanos de sangre. Aunque podían escribir cartas a sus familias, solo sus compañeros podían entender realmente lo que estaban viviendo. No es que se volvieran insensibles o autómatas; como cualquier ser humano, los soldados mostraron una notable capacidad de adaptación a su entorno y se apoyaron en sus compañeros. Las entrevistas llevadas a cabo en los últimos años revelan, sin embargo, diferencias de clase, ya que las relaciones entre soldados eran de camaradería, mientras que con los oficiales predominaba el temor y la sumisión, debido a los castigos que podían recibir.
La adaptación moral se produjo porque las normas éticas cambiaron drásticamente. La violencia, el asesinato y la muerte se volvieron cotidianos. Los soldados se enfrentaban a una realidad en la que debían matar o ser matados. Por lo tanto, la mayoría participó en la violencia del conflicto. Como explicó un soldado que desertó del bando sublevado al republicano, se convirtió "en una auténtica bestia". Otro soldado, que desertó del bando republicano al sublevado, comentó años después que "luchó como pudo en ambos ejércitos para sobrevivir". Así, muchos soldados encontraron difícil compartir sus experiencias de guerra durante la posguerra, y las memorias escritas en ese tiempo a menudo reflejan un intento de justificar sus acciones. Esto se debe a que, al cambiar el contexto ético, temían ser incomprendidos por aquellos que no habían vivido lo mismo.
En cuanto a su cotidianidad, los combatientes de ambos bandos sufrieron las duras condiciones de la guerra, como el frío, el cansancio físico y mental, y el hambre, aunque las condiciones en el lado Republicano fueron mucho peores. Incluso cuando no estaban en combate, tenían que marchar largas distancias diariamente, a veces dormir al aire libre y, a menudo, carecían de suficiente alimento para soportar estas penurias. Por ello, cuando tomaban una ciudad o estaban en la retaguardia, aprovechaban cualquier oportunidad para comer, fumar, beber y distraerse de la cruda realidad que enfrentaban.
FLC