La Guerra Civil española fue el evento más importante en la historia moderna de España y uno de los más cruciales del mundo en el siglo XX.
En los años treinta, la democracia retrocedía por todas partes y el comunismo y aún más el fascismo estaban en auge. En consecuencia, tanto los conflictos internos como las agresiones externas se hicieron más frecuentes. La década comenzó con la invasión japonesa de Manchuria en 1931. Hitler llegó al poder y estableció su dictadura en 1933. Al año siguiente se produjo una breve guerra civil en Austria que llevó a la instauración de una dictadura. En 1935, la dictadura fascista italiana invadió Abisinia, hoy llamada Etiopía. Todos estos eventos incluyeron atrocidades contra los enemigos y a menudo contra la población civil.
Mientras estos horrores tenían lugar, España parecía ir en la dirección opuesta. En abril de 1931 se proclamó, de forma pacífica, una república democrática. El nuevo Gobierno de inmediato puso en marcha una serie de reformas de corte progresista. Pero para 1934 la política del país se había vuelto cada vez más polarizada. En octubre hubo revoluciones izquierdistas en Cataluña y en la región minera de Asturias. Murieron unas dos mil personas y muchas más se convirtieron en prisioneros políticos.
A las muy disputadas elecciones de febrero de 1936 siguieron meses de violencia políticas y protestas sociales. Al mismo tiempo, se desarrolló una conspiración militar contra el Gobierno de centroizquierda. Los generales golpistas comenzaron su operación el 17 de julio. Pero el pronunciamiento solo fue exitoso a medias porque una parte del ejército y sobre todo de la policía permaneció leal al Gobierno. Este también fue apoyado por los partidos y sindicatos de izquierda, entre los que distribuyó armas. Así comenzó una guerra civil en la que ambos bandos cometieron atrocidades.
Lo que empezó como un conflicto interno muy pronto se hizo internacional. En solo unos días, la Alemania nazi y la Italia fascista estaban prestando apoyo directo a los militares rebeldes. En cambio, Francia y el Reino Unido, las potencias democráticas más importantes, abandonaron a la República al seguir una política llamada de No Intervención. Aislada y condenada a la derrota, en setiembre de 1936 el Gobierno de la República se dirigió a la Unión Soviética para obtener ayuda militar.
España parecía haberse convertido en un campo de batalla en la lucha mundial contra el fascismo y la agresión internacional, y los eventos que tuvieron lugar allí galvanizaron a la opinión pública mundial de una manera sin precedentes. La gran mayoría de esta opinión apoyaba a la causa de la República frente a los rebeldes. Mientras los gobiernos de Gran Bretaña y Francia seguían una política de apaciguamiento hacia las potencias fascistas, personas normales de todo el mundo ayudaron como pudieron a derrotar a los rebeldes y sus aliados internacionales. Millones de aquellas se unieron o contribuyeron a organizaciones de la sociedad civil que recogieron fondos y enviaron ayuda a la República. Cerca de 40.000 voluntarios fueron a luchar a España, casi todos en la Brigadas Internacionales. Toda esta ayuda fue importante, pero palidece al lado de los, al menos, cuatro veces más soldados extranjeros que lucharon en el bando de Franco.
Para muchos España era la oportunidad de detener el avance mundial del fascismo. Cuatro meses antes de que la guerra comenzase, Francia no hizo nada cuando Hitler violó el Tratado de Versalles y remilitarizó el territorio del Rin. En octubre de 1936, Hitler y Mussolini se convirtieron en socios políticos con la creación del Eje. En julio de 1937, mientras que la guerra de España entraba en su segundo año, Japón invadió China cometiendo muy pronto nuevas atrocidades que horrorizaron a la opinión mundial. En marzo de 1938, Alemania se anexionó Austria y seis meses más tarde Hitler exigió que Checoslovaquia le entregase los Sudetes. Temerosos de una nueva guerra, Francia y Gran Bretaña permitieron que Hitler consiguiese sus objetivos. En marzo de 1939, mientras sonaban los últimos disparos de la Guerra Civil española, Hitler ocupaba lo que quedaba de Checoslovaquia. Tres semanas más tarde, Mussolini invadía Albania. El 1 de setiembre, cinco meses después del colapso de la República, Hitler invadía Polonia. Acababa de comenzar la Segunda Guerra Mundial.
Antonio Cazorla Sánchez y Adrian Shubert