Los Reclutados
Source:
Archivo Pacheco de Vigo
Date Created: 1936, 1939
Type: Photograph
Extent: 1 item
Cientos de miles de hombres fueron enviados a los distintos frentes bélicos tras la movilización forzosa decretada por la Junta de Defensa Nacional el 8 de agosto de 1936, luego del fracaso del golpe de Estado. En el bando republicano, las milicias organizadas por partidos de izquierdas, como el Partido Comunista de España, las Juventudes Unificadas Socialistas o los anarquistas de la FAI y la CNT, fueron los primeros en oponerse al golpe de Estado, junto con militares, guardias civiles y carabineros. Esta diversidad se mantuvo durante las primeras etapas del conflicto, hasta que en octubre de 1936 se reorganizó en el Ejército Popular de la República. Aunque los partidos políticos siguieron teniendo un papel importante, con la figura de los comisarios de guerra, a partir de ese momento comenzó a funcionar como un ejército regular. Esto dio lugar a una recluta forzosa en el bando republicano que duró hasta el final del conflicto. Por lo tanto, ambos bandos se nutrían principalmente de combatientes reclutados de manera forzosa.
En la fotografía, observamos solo una decena de hombres del bando sublevado que, obligados y bajo pena según el Código de Justicia Militar, fueron enviados a morir y matar en una guerra que no habían provocado. El alistamiento, vigente hasta el 7 de enero de 1939, fue crucial para el control social y la victoria de los insurrectos. Fueron movilizados los reemplazos de 1928 al de 1941, es decir individuos que, al inicio del conflicto, julio de 1936, tenía entre 30 y 16 años.
Lo mismo ocurrió en el bando republicano, donde aquellos que no acudían a la movilización podían ser ajusticiados como desertores. Sin embargo, el rango de edades de los reclutas era mayor, abarcando desde la quinta de 1927 hasta la de 1943. Esto implicó que los más jóvenes solo tenían 15 años cuando se produjo el golpe de Estado y 17 cuando fueron llamados a filas. A estos jóvenes se les conoció como la quinta del biberón o del pelargón, un tipo de leche infantil de principios de siglo.
Esta experiencia permaneció en la memoria de toda esa generación, ya que al sinsentido de la guerra se sumó la militarización de adolescentes. El deber de todos estos combatientes era el mismo: matar o morir. Además, también estaban sujetos a una férrea disciplina y una justicia, en este caso, aplicada por el bando republicano, pero similar en el contenido a la del bando sublevado, vigente durante la Segunda República.
FLC