Botella de sidra
Repository: Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, Alcalá de Henares, Spain
Contributor: Alfredo González-Ruibal
Source:
Fond or Collection
Alfredo González-Ruibal, “Spain: Modern Warfare,” Field school of the Institute for Field Research (IFR), Los Angeles, USA, 2018.
Date Created: 1939
Type: Bottle
Extent: 1 item
Geographic Region: Ciudad Universitaria, Madrid, Spain
40.4167, -3.70358
Esta botella de sidra apareció en la excavación arqueológica de un edificio utilizado como cantina por los sublevados en la Ciudad Universitaria de Madrid. La cantina se ubicaba en uno de los pabellones del Asilo de Santa Cristina, fundado en 1896 y en uso hasta octubre de 1936. Los sublevados lo capturaron en noviembre de ese año. Con el vecino Hospital Clínico, el asilo se convirtió en la avanzadilla rebelde más al interior de la capital. Debido a ello, sufrió hostigamiento continuo por parte de los republicanos. Particularmente terrible fue la lucha de minas y contraminas que afectó a este sector. Los combatientes en esta modalidad de guerra, que causaba un enorme estrés psicológico, recibían raciones extra de alcohol. Pero en general la cuña del Clínico era una posición dura y los soldados que la defendían estaban bien provistos de alimentos y bebida. El bar se estableció en un momento avanzado de la guerra, en octubre de 1938 y, como mostraron las excavaciones arqueológicas, se encontraba perfectamente surtido: aparecieron botellas de vino, jerez, coñac, licores, anís, Martini, cerveza y la mencionada sidra. También una cabeza de sifón. El Padre Caballero (Diario de campaña de un capellán legionario, 1976) nos informa de que tenía “estanterías cuajadas de botellas, mesitas de pino, banquetas, luz blanca de carburos” y hasta un piano.
La presencia de la sidra es excepcional en contexto de guerra. Al contrario que el vino, que se fabrica en muchas partes de España y en grandes cantidades, la sidra es un producto del norte: Asturias, País Vasco y, en menor medida, Galicia. Su baja graduación (5-6º) la hace poco apropiada para el frente, donde los soldados necesitan bebidas con mayor contenido alcohólico para aguantar los combates. Es dulce, como puede ser el cava, y de hecho ha desempeñado durante mucho tiempo su papel: la sidra fue la bebida preferente para las Navidades en buena parte de España—más que el champán. También fue así durante la guerra: los franquistas arrojaron sobre las líneas republicanas en diciembre de 1938 miles de pasquines en los que prometían una cesta de Navidad a todos aquellos soldados que se pasaran a sus filas, como recoge Pedro Corral en su libro Desertores (2006). La cesta incluía, entre otras cosas, turrón, frutas escarchadas, galletas Artiach y una botella de sidra. El diseño de las botellas que encontramos en el asilo, de hecho, es un remedo de las de champán.
¿Por qué aparecieron pues botellas de sidra en el Asilo de Santa Cristina? Todo indica que se asocian a la celebración del final de la guerra. Por un lado, las botellas se hallaron sobre el suelo de un abrigo de tropa y de una trinchera de comunicación, lo que significa que las arrojaron en el momento del abandono de la posición. Por otro lado, sabemos que fue exactamente en este punto de la Ciudad Universitaria donde se escenificó la rendición de Madrid entre los coroneles Losada (sublevado) y Prada (republicano), que tuvo lugar el 28 de marzo de 1939. Las botellas de sidra son testimonio, por tanto, de uno de los momentos más importantes de la historia contemporánea de España.