Frasco de magnesio
Repository: Museo de Zaragoza, Zaragoza, Spain
Repository: Alfredo González-Ruibal, International Brigades Archaeology Project (IBAP), 2015
Date Created: 1937 to 1938
Type: Medicine
Extent: 1 item
Geographic Region: Fuentes de Ebro, Spain
41.5114, -0.62867
Este frasco de color azul cobalto apareció en una posición republicana cerca de Fuentes de Ebro (Zaragoza). La localidad fue escenario de fuertes combates entre agosto y octubre de 1937, en los cuales desempeñaron un papel muy importante las Brigadas Internacionales. Pese a los esfuerzos republicanos, Fuentes quedó en manos sublevadas y al sur del pueblo se estableció una línea de fortificaciones que todavía en la actualidad se conserva en buen estado. Durante la ofensiva de Aragón de marzo de 1938 los republicanos abandonaron las posiciones donde apareció el frasco. En uno de sus lados se puede leer la inscripción “MAGNESIA” en relieve.
El magnesio es un mineral fundamental para los humanos que colabora al funcionamiento de los músculos y el sistema nervioso, refuerza el sistema inmunitario, fortalece los huesos, ajusta los niveles de glucosa y ayuda a producir energía . En la publicidad de la época la magnesia se suele vender como un remedio para una variedad de dolencias, como solía ser habitual en la época: digestiones pesadas, acidez de estómago, problemas de piel y dolores de cabeza. Sin embargo, otra propiedad del mineral probablemente explique mejor la presencia del remedio en primera línea: sirve como laxante. De hecho, en los años treinta la marca de magnesia San Pellegrino se anunciaba como “el purgante más económico” y hoy se sigue comercializando como tal, mientras que la magnesia San Fernando se anunciaba en la época como “excelente purgante, suave y eficaz” y como laxante que “reúne todas las propiedades exigidas por esta denominación”.
El estado de salud de las tropas republicanas durante el último año de guerra se puede inferir a través de los restos que han quedado en los campos de batalla. Los dos elementos más comunes son los complementos alimenticios (vitaminas, vigorizantes) y los laxantes. Botellas de laxante se han encontrado en diversas posiciones republicanas de finales de la guerra, como Casas de Murcia (Vallecas) y El Piul (Rivas), ambas en el entorno de Madrid. También frascos y botellas de otros remedios usados a modo de purgante, como el aceite de ricino y el agua de Carabaña. La necesidad de suministrar estos remedios a la tropa se debía a la mala alimentación que recibían. Con ser mejor que la de la población civil, era escasa, poco variada y falta de productos frescos (carne, frutas y verduras), lo que causaba problemas gastrointestinales y debilidad. En las cartas de los soldados del Ejército de Andalucía, existen numerosas referencias a la dieta repetitiva e insuficiente: uno de los soldados se queja de que la comida que reciben “no son más que cuatro garbanzos” y que parte de los hombres en su unidad se encuentran hospitalizados por la falta de alimento. En el frente de Madrid existen ya quejas por el rancho en enero de 1938, pese a que para entonces todavía incluía 300 gramos de pan y 80 gramos de carne enlatada. La falta de una buena alimentación hizo empeorar la salud de la tropa y las medicinas y los complementos se convirtieron en un sustituto insatisfactorio de la comida.