Medalla religiosa de San José y el Niño
Repository: Museo de Guadalajara, Guadalajara, Spain
Source:
Fond or Collection
Alfredo González-Ruibal, “NEARCH: New scenarios for a community-involved archaeology,” funded by the European Union, 2013.
Date Created: 1938
Type: Religious items
Extent: 1 item
Geographic Region: Abánades, Spain
40.89739, -2.47004
La ofensiva del Alto Tajuña, que lanzaron los republicanos en la mañana del 31 de marzo de 1938 en tierras de Guadalajara dejó miles de muertos en ambos bandos. Uno de ellos era el portador de esta medalla de plata con la efigie de San José y el niño. Sus restos aparecieron en una fosa superficial improvisada que apareció medio deshecha por efecto de los elementos y los animales. El combatiente era un hombre joven, de menos de 25 años y poco más de metro y medio de estatura. Estaba armado con un fusil Máuser y se encontraba defendiendo el perímetro de la posición sublevada de la Enebrá Socarrá (Abánades), que cayó probablemente el día 1 o 2 de abril ante un avance en pinza republicana. El soldado no llevaba la medalla colgando del cuello, sino prendida de la guerrera con un imperdible, que es la forma en que se solían llevar las detentes.
La “detente” o “detente bala” eran por lo general imágenes del Sagrado Corazón de Jesús en las que se podían leer estas palabras. Eran muy habituales entre los requetés, pero no exclusivamente. Desconocemos la procedencia geográfica del soldado, pero no estaba encuadrado en una unidad propiamente carlista. El uso de detentes entronca con supersticiones guerreras que son frecuentes en multitud de culturas tradicionales: el uso de amuletos es común entre combatientes islámicos y seguidores de religiones tradicionales en África. Al igual que los soldados de la Guerra Civil con las detentes, consideran que estos amuletos impiden o al menos dificultan que el enemigo les alcance con sus proyectiles.
Aunque las detentes no son una muestra de catolicismo ortodoxo, fueron abrazadas por la jerarquía católica como símbolo de que lo que se estaba luchando en España era una guerra de religión. En agosto de 1937 el arzobispo de Burgos publicó un artículo en el que habla del culto al Sagrado Corazón y cita “Detentes, medallas y crucifijos” (nótese el orden), como símbolos de que “todo está impregnado de espíritu religioso” y que a su vista hasta el más incrédulo se convencerá de que “el móvil sobresaliente de esta guerra es la exaltación de la Religión católica”. Se dejan de lado así otras motivaciones, no estrictamente religiosas (o al menos canónicas), que llevaban a los soldados a llevar detentes: el miedo, el deseo a mantener una parcela de control en un entorno impredecible, y los vínculos familiares. La iconografía de la insignia religiosa, San José y el niño, hacen probable que la medalla de San José fuera el regalo de una madre o abuela al soldado que iba al frente y que, como tantos otros, no regresó.