Granada sin detonar de un lanzaminas
Repository: Unexploded ordnance, destroyed after found
Source:
Fond or Collection
Alfredo González-Ruibal, “Spain: Modern Warfare”, Field school of the Institute for Field Research (IFR), Los Angeles, USA, 2017
Repository and Location
Unexploded ordnance, destroyed after found
Date Created: 1936 to 1937
Type: Weapon
Extent: 1 item
Geographic Region: Ciudad Universitaria de Madrid, Spain
40.44172, -3.72162
Este proyectil de mortero alemán de 76 mm no llegó a explotar y apareció intacto en el entorno del Hospital Clínico (Madrid) 78 después de la Guerra Civil. Los morteros modernos se generalizaron en el contexto de la Primera Guerra Mundial, donde se hicieron necesarias piezas artilleras pequeñas y ligeras, que pudieran manejarse en las angostas fortificaciones del frente, y que realizaran tiro de hasta 90°. El lanzaminas de 76 mm sistema Erhardt entró en servicio con el ejército alemán en 1911 y se diseñó originalmente como arma de sitio, a partir de las experiencias de la Guerra Ruso-Japonesa (1905). Durante la Gran Guerra, sin embargo, se puso al servicio de las unidades de infantería en las trincheras. Disparaba un proyectil de 4,6 kilos de peso a una distancia de 300 metros. En España lo usaron ambos bandos: los republicanos a través de la ayuda soviética y los sublevados por capturas de material republicano o directamente desde Alemania. Los primeros en llegar a la República lo hicieron el 2 de febrero de 1937, cuando entraron en España 126 piezas con 6.290 proyectiles.
El Minenwerfer era un arma ideal para el frente madrileño de la Ciudad Universitaria, donde se extendió un laberinto de trincheras, a veces separadas solo por unos pocos metros. El entorno del Clínico fue la zona más disputada de este sector del frente, aquí se sucedieron los combates desde noviembre de 1936 hasta las últimas semanas de la guerra y en ellos la artillería de trinchera desempeñó un papel fundamental. En las fotografías aéreas tomadas al final de la guerra se observa la superficie perforada de cráteres dejadas por las explosiones y en las prospecciones arqueológicas llevadas a cabo en la zona se documentaron numerosos proyectiles sin explotar de distintos modelos de mortero. Siempre hay un porcentaje de proyectiles que no explosionan (como mínimo un 10%), pero en el caso de los suelos arenosos, como el de la Ciudad Universitaria, el porcentaje se incrementa considerablemente. El Minenwerfer ejemplifica el tipo de armamento con que se combatió en la Guerra Civil, especialmente durante las primeras fases: heterogéneo y obsoleto. Si bien ambos bandos recibieron materiales cada vez más modernos, lo cierto es que la heterogeneidad siguió siendo uno de los rasgos más definitorios de la experiencia bélica, especialmente en el bando republicano. Por otro lado, morteros como el Minenwerfer nos recuerdan que la Guerra Civil fue, en muchos sentidos y en muchos frentes, una repetición de la Primera Guerra Mundial y sus modalidades de combate.