España aislada
Creator: Knott, John Francis, 1878-1963
Source:
DeGolyer Library, Southern Methodist University
Date Created: 1945-08-05
Type: Cartoon
Extent: 1 item
32.77627, -96.79686
La falsa neutralidad proalemana de Franco durante la Segunda Guerra Mundial se hizo problemática hacia el final del conflicto. Para paliar sus efectos, la propaganda de El Caudillo comenzó a afirmar en 1944, y siguió de forma más intensa en 1945, que España había intentado a contribuir a la paz en Europa. Esta campaña tuvo bastante éxito dentro del país, donde quizás una mayoría de la población -traumatizada por la guerra civil, hambrienta y desinformada- quiso creer que Franco eran un gobernante sabio y prudente que había mantenido al país alejado del conflicto.
Pero en las cancillerías aliadas y en buena parte de la opinión pública occidental se pensaba de forma muy distinta. Esta caricatura, “El armario de Franco”, publicada en el Dallas Morning News el 5 de agosto de 1945, es un ejemplo.
El subsiguiente aislamiento internacional casi total de España estuvo determinando por tres factores: los deseos de británicos y americanos de sacar a Franco del poder sin provocar una revolución en España; la presión de la prensa y la opinión pública contra el dictador español; y el interés, a la postre limitado, de Stalin por promover discordia en la Península Ibérica, esto es, en el patio trasero aliado.
De entrada, cuando se crearon las Naciones Unidas en octubre de 1945, España fue excluida de la nueva organización. Pronto comenzaron los debates en la ONU sobre qué hacer con el país. En febrero de 1946, Francia cerró su frontera con España en protesta por el fusilamiento de por la ejecución de doce guerrilleros, entre ellos Cristino García, un héroe de la resistencia antinazi. En marzo de 1946, los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido hicieron pública una declaración tripartita que repudiaba al franquismo y pedían a los españoles que sustituyesen su régimen por uno democrático. Esto significaba que no iban a hacer nada para derrocar al franquismo. En diciembre, las presiones soviéticas llevaron a una declaración de la ONU declarando a España una amenaza para la paz y pidiendo la retirada de los embajadores acreditados en Madrid. El Vaticano, Irlanda, y algunos países latinoamericanos y árabes se negaron a hacerlo.
Para muchos españoles, la declaración de la ONU supuso una afrenta y una intromisión inaceptable en sus asuntos internos. Pensaban que suponía además alentar una segunda vuelta de la guerra civil, algo que era visto con horror por la mayoría de la población. El régimen se aprovechó de este sentimiento genuino para organizar grandes manifestaciones de apoyo a Franco, culminado en una gran concentración de varios cientos de miles de personas en la Plaza de Oriente de Madrid el 9 de diciembre.
Las condenas internacionales reforzaron internamente al régimen, aunque sus consecuencias fueron nefastas para la economía del país y la vida diaria de los españoles. La presión de la opinión pública occidental hizo imposible que España se beneficiase del Plan Marshall (1948) o que ingresase en la OTAN (1949). Pero a partir de 1947, al imponerse las realidades de la Guerra Fría, los embajadores fueron volviendo. Franco comenzó a recibir ayuda económica de los norteamericanos, que pronto comenzarían a negociar la apertura de bases militares en el país. Este acercamiento entre España y los Estados Unidos quedó certificado por los Pactos de Madrid de setiembre de 1953. España fue admitida en la ONU dos años más tarde.