Caricaturas políticas

La caricatura fue una modalidad del dibujo muy practicada durante la Guerra Civil española desde ambos bandos. El predominio de los asuntos políticos, que son habitualmente objeto de este tipo de creaciones, y la propia herencia satírica decimonónica de España favorecieron su popularidad. De hecho, se suele considerar un precedente de la viñeta a la aleluya: lámina de papel con pequeñas estampas acompañadas de explicaciones generalmente rimadas que alcanzó gran popularidad en el siglo XIX, especialmente en Cataluña (donde se le conoce como auca), y que también durante la Guerra Civil se fomentó entre las filas republicanas, reivindicándose como un arte popular. 

En aquellos años, cientos de viñetas e ilustraciones aparecieron en multitud de medios de prensa tanto para adultos como para niños. Diarios y revistas contaban a menudo con una sección fija de humor gráfico. Algunas de las publicaciones eran exclusivamente humorísticas, como No veas o La Ametralladora, ejemplo de dos títulos nacidos en plena guerra en el seno de cada contendiente. Pero además se celebraron exposiciones y concursos específicos dedicados a este tipo de parodias gráficas, e incluso se publicaron en forma de álbumes, como el de varios autores titulado 30 caricaturas de guerra (Valencia, Ministerio de Propaganda, 1937).

Probablemente el aspecto en el que despuntó la caricatura fue en el de la representación del enemigo. La deformación y la animalización, rasgos propios de la caricatura, contribuyen a deshumanizar, lo que sin duda resultaba muy adecuado a la hora de presentar al “otro” mediante una visión ridícula o incluso denigrante. Eso precisamente es lo que hacía el dibujante Kin (Joaquín de Alba) con sus mordaces viñetas que retrataban a Manuel Azaña en toda suerte de situaciones burlescas y menospreciantes, como la que le convierte en un perro a las órdenes de Stalin. Muchas de sus caricaturas aparecieron en el Noticiero de España, el boletín oficial informativo editado semanalmente por los Servicios de Prensa y Propaganda de Burgos desde septiembre de 1937. Además, Kin fue el autor de un proyecto de álbum de caricaturas compuesto por dibujos que arremetían contra los enemigos de Franco y sus aliados comunistas, mostrándoles de una manera ofensiva y absurda.  

En el bando sublevado también destacaron otros humoristas gráficos que trataron asuntos de política como Tono (Antonio de Lara), Lilo (Miguel Mihura) o AS (Valentí Castanys). Del lado republicano, abundantes caricaturistas plasmaron el antifascismo desde la amalgama ideológica de izquierdas, como Bardasano, Aníbal Tejada, Bluff (Carlos Gómez), Les (Ángel Lescarboura), citando solo algunos.

IEG