Desembarco republicano en Mallorca
Repository: Adrian Shubert Personal Collection, Toronto, Canada
Creator: Puig Farran, Andreu, 1904-1982
Contributor: La Vanguardia
Date Created: 1936
Type: Newspapers
Extent: 1 item
Geographic Region: Barcelona, Spain
41.38289, 2.17743
Entre el 16 de agosto y el 4 de septiembre de 1936, las milicias republicanas intentaron conquistar la isla de Mallorca (y también las vecinas Formentera e Ibiza). Fracasaron, como ocurrió de manera casi sistemática cada vez que se enfrentaron en campo abierto a las más fogueadas, mejor disciplinadas y armadas fuerzas rebeldes. El fracaso de Mallorca, que coincide en el tiempo con la caída de Irún, significa el principio del fin de la guerra de milicias republicanas, pero también tiene otros dos significados importantes. Uno es que, como las caídas de Badajoz y de Irún, marca derrotas estratégicas de la República. Si con la primera los franquistas se aseguran la continuidad de su territorio, y con la segunda aíslan el norte republicano de Francia, con su triunfo en Mallorca los rebeldes se hacen fuertes en una base clave para controlar el Mediterráneo. El otro significado clave es que señala un escalón más en la intervención italiana.
Las fuerzas invasoras, comandadas por el capitán Alberto Bayo, estaban compuestas por unos 8.000 hombres, en su mayoría milicianos anarquistas venidos desde Barcelona, esto es, estaban bajo la responsabilidad del Comité Central de Milicias Antifascista de Cataluña y de la Generalitat. Después de unos desembarcos de apoyo y distracción en las islas vecinas, que a su vez acabaron con el factor sorpresa, tomaron tierra -de forma bastante descoordinada con el resto de las tropas del Gobierno- en la zona de Puerto Cristo y Punta Amer, en la zona norte de la isla, mal comunicada con Palma de Mallorca. El plan de avance era confuso y en todo caso no se ejecutó con rapidez, quedándose las tropas demasiado tiempo cerca de las cabezas de playa. Esto permitió a la guarnición de la isla, reforzada por milicianos falangistas, taponar a los invasores. En esta operación fue crucial también el rápido apoyo aéreo y de tropas italiano, y la presencia de dos cruceros de este país en la bahía de Palma, en una operación coordinada por el fascista Arconovaldo Bonaccorsi.
Con el dominio del aire en manos de los rebeldes, los republicanos estaban en una situación indefensible. Tras la retirada del 4 de septiembre, dejaron detrás numerosos heridos y milicianos extraviados que fueron ejecutados. Italia quedó en una posición de fuerza en las islas. A partir de entonces, comenzó a amasar allí sobre todo fuerzas aéreas que tendrían un papel muy destacado en el bombardeo de las ciudades mediterráneas. Bonaccorsi, que tomó el nombre falso de Conte Rossi, se convirtió en el auténtico procónsul en Mallorca. Él organizó a las patrullas falangistas Los Dragones de la Muerte que comenzaron una auténtica oleada de terror en la isla, que resultó en unos 2.000 a 3.000 asesinatos. Esta represión llevó al escritor católico francés George Bernanos, quien inicialmente simpatizaba con Franco, a escribir Los grandes cementerios bajo la luna, un libro que movilizó a la opinión pública católica liberal contra los rebeldes.
Mallorca también se convertiría en la principal base naval de los franquistas, lo que les permitió, siempre con el apoyo italiano y alemán, hacerse con la hegemonía del mar Mediterráneo frente a las más caóticas e internacionalmente aisladas fuerzas navales republicanas.