Cartilla aritmética antifascista

En la España de los años treinta, había un alto nivel de analfabetismo, pero esto no impidió que la sociedad participara activamente en el proceso de modernización social, cultural y política que había comenzado a finales del siglo XIX. Había un interés generalizado por mejorar las condiciones de trabajo tanto en zonas rurales como urbanas y por comprender la situación política de la República. Aunque muchas personas no sabían leer, buscaban mantenerse informadas pidiendo a otros que les leyeran en voz alta, en casas del pueblo o ateneos, los artículos de la prensa nacional, local y de las organizaciones políticas y sociales emergentes.

Las Misiones Pedagógicas desempeñaron un papel fundamental en los esfuerzos por alfabetizar a la población. Estas iniciativas, promovidas por el Museo Pedagógico Nacional y la Institución Libre de Enseñanza, y apoyadas por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes a partir de 1931, sentaron las bases de lo que más tarde se convertiría en las Milicias de la Cultura tras el inicio de la Guerra Civil. La más destacada de estas milicias, asociada con el Quinto Regimiento de Enrique Líster, contó con la colaboración de importantes figuras como Rafael Alberti y se extendió rápidamente a otras milicias creadas al comienzo del conflicto. 

El éxito de las Milicias de la Cultura llevó al gobierno republicano, bajo la dirección del ministro Jesús Hernández, a oficializarlas mediante el Decreto del 30 de enero de 1937. El programa educativo se organizó en tres niveles: básico (lectura, escritura y aritmética sencilla), cultura mínima (con asignaturas más avanzadas como aritmética, geometría, ciencias naturales y geografía) y cultura media (que incluía taquigrafía, contabilidad, francés y dibujo). Para llevar a cabo estas actividades educativas, se utilizaron cartillas escolares y, como la que aparece en la imagen, cartillas de aritmética, bajo la denominación de “antifascista" y distribuidas por el Ministerio de Instrucción Pública. Durante la Guerra Civil se hubo más de mil docentes participaron en las distintas unidades, se crearon escuelas primarias, centros educativos para soldados y cientos de bibliotecas ambulantes. 

FLC