“Ayuda a los niños refugiados españoles”
Repository: The Modern Records Centre, University of Warwick, Coventry, England
Creator: Basque Children's Committee
Date Created: 1937, 1938
Type: Pamphlets
Extent: 1 item
51.50745, -0.12777
El 21 de mayo de 1937 el SS Habana zarpó de Bilbao, llegando a Southampton dos días después. El barco transportaba a 3.840 niños, junto con 80 maestras (maestros), 120 ayudantes, 15 sacerdotes y dos médicos. Los niños fueron llevados a un campamento improvisado cerca de Eastleigh, y desde allí fueron trasladados a decenas de hogares de voluntarios en toda Gran Bretaña. Este dramático episodio no fue de ninguna manera la única contribución británica al bienestar infantil durante la Guerra Civil. Por ejemplo, el Comité Conjunto Nacional de Ayuda a España estuvo muy involucrado en la evacuación de niños de Madrid. Sin embargo, fue, con diferencia, la mayor intervención humanitaria británica en la Guerra Civil.
La evacuación se organizó tras el bombardeo de Guernica el 26 de abril, en un momento en el que se temía que Bilbao corriera una suerte similar. Los activistas lograron persuadir al Gobierno británico para que permitiera el traslado de los niños, aunque en condiciones muy restrictivas: los niños no debían hacer ningún uso del erario público y sólo debían permanecer allí hasta seis meses. Por lo tanto, desde el principio, el cuidado de los niños requeriría la movilización del apoyo de voluntarios para recaudar fondos, organizar hogares y establecer enlaces con las comunidades locales. El Comité Vasco de Niños, una organización multipartidista en la que también participó inicialmente la Iglesia Católica, asumió la responsabilidad general del cuidado de los niños, responsabilidad que eventualmente duraría mucho más de seis meses.
Se establecieron hasta cien hogares basándose en el principio de que era preferible mantener a los niños juntos en grupos de unos cincuenta. Con el tiempo, los niños empezaron a desempeñar un papel importante en la campaña de recaudación de fondos organizando conciertos y partidos de fútbol. La respuesta local fue en general muy positiva y los niños hicieron mucho para llevar la realidad de la Guerra Civil al público británico. Sin embargo, las peleas en las que se vieron involucrados a algunos de los niños mayores fueron infladas por la prensa hostil de derechas, y esto aumentó la presión para que los niños fueran repatriados una vez que el País Vasco cayó en manos de las fuerzas de Franco. Se inició un proceso de repatriación, pero sólo cuando se comprobaba que los padres solicitaban la restitución de sus hijos. Al final de la Guerra Civil, unos 400 niños todavía permanecían en Gran Bretaña y unos 250 se establecerían permanentemente.
La historia de los niños refugiados es ahora mejor conocida y comprendida en Gran Bretaña, en gran parte gracias al trabajo de la “Asociación de Niños Vascos del 37”. Se recuerda la valentía de los niños al embarcarse en un viaje tan novedoso y de final abierto, junto con la dedicación y generosidad de quienes los ayudaron. Al mismo tiempo, también hay que reconocer que el caso de estos niños es una notable excepción a la habitual renuencia del Gobierno británico a aceptar refugiados durante los años de entreguerras. Sólo durante mayo y junio de 1937, unos 15.000 niños refugiados fueron enviados a Francia, una pequeña proporción del medio millón de refugiados españoles que eventualmente cruzarían la frontera francesa.
TB