España Nacional os invita a visitar. Visitad las rutas de la guerra en España
Repository: Spanish Civil War Collection, Special Collections & Archives, University of California, San Diego
Creator: Servicio Nacional de Turismo (España)
Date Created: 1938-04
Type: Travel brochure
Extent: 1 item
40.9701, -5.6635
Este es un folleto turístico franquista hecho en abril de 1938 por el recién creado Servicio Nacional de Turismo. Aunque la guerra se prolongaría un año más, los autodenominados Nacionalistas intentaban mostrar su superioridad militar sobre los republicanos y legitimar su régimen ofreciendo giras guiadas de los campos de batalla de las zonas recién ocupadas. La gira turística anunciada aquí, “La Ruta de Guerra del Norte”, que comenzó el 1 de julio de 1938, será solo una de muchas. Para diciembre, el Servicio Nacional del Turismo añadirá una “Ruta de Guerra del Sur”, que irá a través de los campos de batalla de Andalucía. Estas Rutas Nacionales de Guerra empezaban cada dos días entre julio y octubre en el norte y entre diciembre y abril en el sur. Se prolongaron hasta el final de la Segunda Guerra Mundial. Según los datos que se recogen de los documentos de viaje, podemos estimar el número de participantes en esas giras entre 6.670 y 20.010 personas, en su mayoría extranjeros. Aunque el turismo de campos de batallas no era nada nuevo, este era un proyecto estatal que comenzó antes de que uno de los beligerantes consiguiera la victoria final. El folleto presenta también la característica, distinta de otros de turismo general, de que combina la propaganda de guerra con una narrativa de turismo recreativo.
Este folleto muestra una de las muchas formas mediante las cuales los franquistas intentaron establecer su legitimidad ante las potencias extranjeras y sus audiencias domésticas, y justificar su golpe y las crueldades que este acarreó. Además del cuidado guion turístico, el folleto construye un número de narrativas que constituirán el núcleo discursivo del régimen de Franco: sobre todo que Franco mantenía el orden frente al desorden de los “rojos”; la importancia de honrar a los soldados insurgentes que habían sacrificado sus vidas por el bien mayor de la nación; y la necesidad de una “Cruzada Nacional” contra los “rojos ateos”. Muchas de estas narrativas están en los textos y en las más de setenta imágenes que los acompañan, pero que aparecen extrañamente mezcladas con imágenes y textos más benignos tradicionales sobre el disfrute y los viajes propios de los folletos turísticos.
Que los franquistas pudiesen operar circuitos turísticos en medio de la guerra ya le daba al régimen una apariencia de legitimidad: podían construir una infraestructura, preparar los circuitos, y proveer a los visitantes seguridad al pasar las fronteras cerradas del país. Los mapas de los folletos, y las imágenes que mostraban ciudades destruidas, soldados reconstruyendo puentes, Franco y otros generales rebeldes, prisioneros republicanos, todo esto demostraba el dominio completo de Franco sobre los republicanos. Los sacrificios de los soldados rebeldes aparecen a través de referencias a las batallas de Waterloo, Verdún y el Somme. Las fotos de la “destrucción roja” contrastaban con las de mujeres bien vestidas dando la bienvenida a sus liberadores. La narrativa de cruzada se hace más evidente en los anuncios de lugares como Covadonga, donde supuestamente los católicos comenzaron su reconquista de varios siglos contra los invasores musulmanes, y de Castro Urdiales, donde una vez se erigió un castillo templario. A pesar de la naturaleza propagandística del folleto que claramente exalta a los franquistas y desprecia a los republicanos, el texto anima a los turistas a “formar su propio juicio sobre la situación real de hoy en la España Nacional”.