Billete municipal de 25 céntimos
Repository: Adrian Shubert Personal Collection, Toronto, Canada
Creator: Consell Municipal de Granollers
Date Created: 1937
Type: Bank notes
Extent: 1 item
Geographic Region: Granollers
41.60796, 2.2876
Este billete de 25 céntimos fue emitido por el ayuntamiento de Granollers (Barcelona) en 1937. En el fondo de la cara aparece la silueta de una fábrica; enfrente, un obrero y un campesino estrechan la mano alrededor del escudo de Cataluña. Al revés, se ve la palabra “Emancipació”, con un obrero y varias chimeneas detrás. Fue uno de más de 7.000 billetes distintos emitidos por unos 2.000 gobiernos locales, provinciales, y regionales en territorio republicano entre el comienzo de la guerra y finales de 1937. Demuestra de una manera tan poderosa como mundana – y una que recordaba a los ciudadanos diariamente - la fragmentación del Estado Republicano provocada por la rebelión militar y los problemas que esta tuvo en recomponer una función estatal tan básica.
Mientras el fracasado golpe militar se convirtió en un conflicto mucho más largo, el gobierno republicano retiró las monedas de plata para crear una reserva estratégica pero no creó ningún sustituto de las de 10, 25 y 50 céntimos, la moneda fraccionaria, que tenía un papel clave en la vida diaria de la gente. Si alguien intentaba comprar un kilo de pan que costaba 70 céntimos o tomar un café en un bar que costaba 20, no había manera de devolverle el cambio.
Las respuestas a esta situación surgieron de abajo. La primera fue el trueque. Luego, los comerciantes emitieron sus propios vales, pero estos tuvieron el inconveniente de valer sólo en una tienda y hubo protestas. La siguiente respuesta fue que los comercios de un pueblo emitieron billetes que se podían gastar en todos ellos. La solución más importante y duradera llegó cuando los ayuntamientos y, en menor grado, los gobiernos provinciales, decidieron emitir billetes que valían dentro de su territorio. También emitieron sus propios billetes algunos sindicatos, partidos políticos y unidades militares. La mayor parte de todos estos billetes se emitieron en 1937.
El fenómeno fue más común en Cataluña, donde se emitieron aproximadamente la mitad de estos billetes. Empezó el 21 de septiembre de 1936 con un decreto por el que la Generalitat creó su propia divisa, parte de una política más amplia de hacerse con la competencias del Estado central. Cuando la Generalitat autorizó a los ayuntamientos a emitir billetes de pequeña denominación, de 1.055 municipios catalanes, lo hicieron 773.
En algunos casos, denominaciones como unidades y grados sustituyeron a la peseta y los céntimos. Y había lugares donde el municipio se dio un nuevo nombre, como los más de cien pueblos cuyos billetes no incluyeron la palabra “San” o “Santa”. Los mismos objetos tenían una variedad sorprendente. Hubo tamaños, formas, y diseños distintos, entre ellas redondo y romboidal, además del tradicional rectangular. Se hicieron de papel, cuero, cartón, pergamino y plástico. Hasta se recicló objetos viejos: en Besora, se rompieron en dos las tarjetas de visita del párroco y se selló cada mitad con el escudo municipal.
El Gobierno de la República empezó a restablecer su control sobre el dinero en diciembre de 1937, pero cuando intentó recuperar su monopolio, la Fábrica de Moneda fue incapaz de producir las monedas que hacían falta. Para sustituir a los billetes locales, el Gobierno recurrió a pegar sellos y timbres del Estado en fichas de cartón que llevaban el escudo republicano. Ideado como una medida provisional, esta seguía en pie cuando la guerra acabó. La República nunca consiguió volver a imponer la normalidad monetaria.