Protegiendo el patrimonio artístico
Repository: Fototeca del Instituto del Patrimonio Cultural de España, Madrid, Spain
Contributor: Tesoro Artístico español en la zona republicana
Repository: Donación Vaamonde
Source:
Reference Code
P156-11-3, File 3
Date Created: 1937-07-23
Type: Photograph
Extent: 1 item
Geographic Region: Museo del Prado, Madrid
40.4138, -3.69201
El bombardeo aéreo de Madrid que los rebeldes comenzaron en noviembre de 1936 mató a muchos de los residentes de la capital. También representó una amenaza potencialmente catastrófica para el patrimonio artístico y cultural de las bibliotecas y museos de la ciudad, entre ellos el Museo del Prado, una de las galerías de arte más importantes del mundo, que fue bombardeado el 16 de noviembre.
Cuando el Gobierno de la República decidió ir a Valencia, mandó al Prado trasladar sus obras maestras a la nueva capital. Entre el 5 de noviembre de 1936 al 5 de febrero de 1938, unas 22 caravanas de camiones llevaron 391 cuadros y 181 dibujos a Valencia. En la foto se ve un vehículo prestado por el ejército justo antes de salir de Madrid. En Valencia, las obras de arte se colocaron en dos edificios históricos especialmente acondicionados para recibirlos: las Torres de Serrano, una Fortaleza del Siglo XIV, y el Colegio del Patriarca, un seminario del Siglo XVI.
Pero el periplo de las obras del Prado no se acabó en Valencia. En marzo de 1938, cuando el avance franquista hacia el Mediterráneo amenazaba cortar la carretera entre Valencia y Cataluña, el Gobierno mandó las obras de arte a Figueras, cerca de la frontera con Francia. Durante el traslado dos de los cuadros más famosos de Goya, el Dos de Mayo y el Tres de Mayo, sufrieron daños. Luego, cuando los franquistas lanzaron su ofensiva contra Cataluña, el Gobierno decidió trasladar las obras a la sede de la Liga de Naciones en Ginebra hasta que terminara la guerra. Entre el 4 y el 9 de febrero, unos 71 camiones las llevaron a Francia donde, el día 12, se pusieron en trenes rumbo a Ginebra. Llegaron cinco días más tarde. El 30 de marzo, el día antes de acabar la guerra, la Liga trasladó la propiedad de las obras al Gobierno de Franco. Menos unas piezas que se exhibieron en Ginebra durante el verano de 1939, en mayo las obras de arte empezaron su viaje de vuelta. Estas últimas salieron de Ginebra el 5 de setiembre, llegando a Madrid cuatro días más tarde.
Para entonces ya había estallado la Segunda Guerra Mundial. Los esfuerzos de la República de proteger el patrimonio artístico nacional sirvieron de lección y modelo durante este nuevo conflicto. Los holandeses trasladaron la Ronda de noche de Rembrandt y miles de cuadros más a unos búnkeres en la costa y luego a una mina cerca de Maastricht. La National Gallery de Londres mandó su colección a una mina de pizarra en el País de Gales y el Louvre guardó 3.690 de sus objetos en remotos castillos rurales. La operación más masiva con diferencia se hizo en la Unión Soviética: el Hermitage mandó más de un millón de piezas a Sverdlovsk en las montañas Urales, donde se quedaron hasta terminar la guerra.