Oviedo destruída
Repository: Centro Documental de la Memoria Histórica, Salamanca, Spain
Creator: Horacio, Germán, 1902-1975
Contributor: Propaganda Frente Popular Asturias
Source:
Fond or Collection
PS-CARTELES
Reference Code
ES.37274.CDMH/4//PS-CARTELES,942
Date Created: 1937
Type: Posters
Extent: 1 item
Geographic Region: Gijón, Spain, Salamanca, Spain
43.54504, -5.66264
El 1 de septiembre de 1937 las tropas franquistas se pusieron en marcha para acabar con el último reducto republicano en el Frente Norte: Asturias. Su victoria era segura. Tenían el doble de soldados y artillería que los republicanos, y prácticamente el monopolio de los cielos. Los defensores andaban escasos de municiones y de defensas antiaéreas, y estaban aislados. A pesar de ello lucharon con gran bravura y eficacia durante más de cincuenta días. A diferencia de lo ocurrido en Santander, no hubo deserciones o rendiciones en masa hasta el mismo final de la batalla.
La batalla clave en la campaña de Asturias fue la lucha por el paso de El Mazuco, librada entre el 5 y el 22 de septiembre. Los atacantes, sobre todo tropas carlistas, disponían de una ventaja en hombres de cinco a uno. También gozaban del poder de fuego de la Legión Cóndor. La única ventaja de los defensores era que dominaban los altos. Pero la brava actuación de los atacantes, apoyada por bombardeos intensivos de los aviones alemanes y por la falta de munición de los defensores, llevó a estos a retirarse. A partir de entonces, Asturias quedó abierta a la progresión del ejército franquista y sus aliados italianos. Todavía pasaría un mes antes de que estas tropas tomasen Gijón, el último reducto importante de los republicanos.
En estas últimas semanas de guerra en el Frente Norte, Asturias actuó como una entidad política completamente autónoma del Gobierno central. El 25 de agosto, los partidos políticos y sindicatos, entre los que dominaban los socialistas, constituyeron en Gijón el Consejo Soberano de Asturias y León (una pequeña zona de esta última región estuvo desde el comienzo de la guerra en manos republicanas). Su presidente fue Belarmino Tomás. El Consejo destituyó al general Mariano Gamir Ulibarri, que había sido enviado por el Gobierno para centralizar el mando en la defensa de la Zona Norte. Fue reemplazado por el eficaz y enérgico coronel Adolfo Parda Vaquero.
La ofensiva aérea de los rebeldes les permitió bombardear con impunidad los puertos asturianos, destruyendo o dañando las pocas unidades de la marina republicana allí atracadas. Esto impidió el escape de muchos mandos y dirigentes cuando se produjo la toma de Gijón el 21 de octubre. Aquellos que fueron capturados serían en general prontamente ejecutados dentro de un clima de represión masivo. En total cerca de 6.000 personas fueron asesinadas por los franquistas. Por su parte, los republicanos asesinaron a unas 2.000. Ante este clima de terror, miles de asturianos se negaron a rendirse y se echaron al monte.
Con la caída de Asturias, los ejércitos rebeldes incorporaron decenas de miles de nuevos soldados. Su flota, que tan eficazmente había actuado en el Cantábrico, fue a reforzar a sus efectivos en el Mediterráneo. También obtuvieron fábricas de armas. Ahora la España de Franco controlaba más de un tercio de la producción industrial del país, un 60% del carbón y casi todo su acero. El factor económico se había equilibrado entre ambos bandos. Si a esto se añade la hegemonía de sus ejércitos, y el apoyo decidido de las potencias fascistas, los rebeldes podían vislumbrar que la victoria iba a ser suya.