Milicianos de Madrid en la sierra
Repository: Special Collections & Archives, UC San Diego, La Jolla, USA
Contributor: Planet News Ltd.
Repository: Spanish Civil War News Photos
Source:
Reference Code
bb0854070g
Date Created: 1936-08
Type: Photographs
Extent: 1 item
Geographic Region: Guadarrama, Spain
40.27299, -3.94896
La suerte de Madrid, y quizás de la guerra, se jugó en las sierras al norte de la capital desde el mismo día 19 de Julio hasta principios de agosto. A los enfrentamientos en esta zona se le conoció como la Batalla del Guadarrama. Sus protagonistas en ambos bandos fueron una mezcla de milicianos, soldados profesionales y policías. Fue una batalla caótica y llena de errores y momentos absurdos y trágicos. Las fuerzas en ambos bandos estaban muy desorganizadas, pues primaba más la pasión guerrera que la profesionalidad, y tanto las tácticas como el armamento eran primitivos. La batalla se saldó con la victoria republicana, ya que las fuerzas que avanzaban desde la zona rebelde hacia la capital fallaron en su objetivo último de tomarla. Los frentes en esta zona quedaron prácticamente inmóviles hasta el final de la guerra.
Todo comenzó con el triunfo los días 18 al 20 de julio del golpe en Navarra, Galicia, casi toda Castilla y León y partes de Aragón. Los rebeldes a menudo detuvieron a los generales al mando que se mantuvieron fieles a la República. Los fusilaron en los meses siguientes, a pesar de que muchos de ellos eran amigos y antiguos protectores de los que ahora les mataban. A los rebeldes se sumaron enseguida, entre escenas de entusiasmo de una parte de la población, falangistas, carlistas y otros voluntarios de derechas. Inmediatamente sus jefes, siguiendo el plan del general Mola, comenzaron a marchas en columnas hacia Madrid. Conscientes de ello, desde la capital partieron decenas de miles de milicianos, a veces comandados por oficiales leales, a hacerles frente. Esos grupos se encontraron en los puertos de las sierras. Los combates fueron feroces. Apenas se hicieron prisioneros.
La primera columna rebelde llegó a Somosierra el 22 de julio. Allí, un grupo de monárquicos de Madrid resistían a los republicanos en el túnel del ferrocarril. El día anterior, otra columna había salido desde Valladolid par tomar el Alto del león. Ambos puertos fueron conquistados pero los republicanos consiguieron hacerse fuertes en sus accesos. Por su parte, el intento de la columna republicana del coronel Julio Mangada de tomar Ávila y cercar a los rebeldes también fracasó. Los dos bandos andaban escasos de municiones, disciplina e información. Cuando los rebeldes consiguieron municiones (que les mandó Franco vía la nada neutral Portugal), los republicanos ya habían fijado sus posiciones. Estos contaban todavía con la ventaja de poseer más aviación, con lo que podían hostigar a los atacantes.
En los confusos combates, a veces sin frentes claros, de estas dos semanas iniciales de la guerra perecieron algunos personajes notorios. Uno de ellos fue el líder falangista Onésimo Redondo; el otro fue el capitán de la Guardia Civil Fernando Condés, uno de los responsables del asesinato de José Calvo Sotelo. Estos fueron solo dos de los cerca de 5.000 muertos que dejó la batalla. Cuando acabaron los combates, estaba claro que la guerra se decidiría no por el norte sino por el suroeste de la capital, y que Franco era el hombre clave.