Pilar Careaga Basabe

Pilar Careaga (1908-1993), quien aparece en esta fotografía de 1969, es una de las personas que representa perfectamente el modelo del nuevo ayuntamiento franquista, sometido a la autoridad del Gobierno. El alcalde era nombrado por el Gobierno, sin participación de los ciudadanos, ni siquiera de los concejales que componían la corporación.

Careaga nació en el seno de una familia acomodada. Su padre, diplomático de profesión, se casó con una rica heredera. Ambos estaban emparentados con la alta burguesía vasca, que contaba con importantes participaciones en empresas de diferentes sectores y una gran proyección política en España.

Pilar Careaga fue la primera mujer ingeniera industrial en España. Junto a esta formación tan poco habitual para una mujer de la época, destaca su formación lingüística por su conocimiento del francés, inglés y alemán. En los años treinta inició su actividad política en la extrema derecha monárquica, como militante de Renovación Española, y candidata de este partido en las elecciones generales de 1933.

Tras el estallido de la guerra fue encarcelada en Bilbao. En septiembre de 1936 pasó a la zona sublevada en un canje de prisioneros. Se integró en el Frente de Hospitales de FET de las JONS y participó en la asistencia a los soldados en el frente de Madrid. En 1939 recibió la Cruz Roja del Mérito Militar “por su elevado espíritu, entusiasmo y desprecio de todo riesgo y fatiga demostrado en el transcurso de la campaña, habiendo sufrido fuego de cañón y de fusilería enemigos”, algo inusitado para una mujer.

Tras el fin de la guerra volvió a Bilbao y se dedicó a labores benéficas en diferentes entidades y, a partir de 1964, en el marco de las nuevas instituciones franquistas. Pero sin duda la culminación de su carrera política fue su nombramiento como alcaldesa de Bilbao en 1969. Ocupó el cargo hasta 1975, junto al de Procuradora en Cortes. Tras su cese como alcaldesa se retiró de la actividad pública, pero siguió apoyando las opciones de extrema derecha. En 1979 ETA intentó asesinarla, pero sobrevivió con algunas complicaciones de salud.

Pilar Careaga encarnaba el ideal de los nuevos ayuntamientos franquistas, sometidos al Gobierno y sin conexión con la opinión de la ciudadanía. Ella misma lo decía en 1975: “Mi dimisión está por encima de la opinión del pueblo. Yo me debo a una superioridad, si ésta pide mi cargo yo acepto gustosa (…). Arreglados estábamos los alcaldes si dependiésemos de estas cosas. Otra razón será si en alguna ocasión se hace efectiva la pretensión de que los alcaldes serán elegidos por el pueblo”.

Por otra parte, fue una mujer contradictoria. Con una ideología que reservaba a las mujeres a la familia y al hogar, pero con una práctica vital que la contradecía absolutamente: ingeniera en 1929, participante en la guerra en primera línea en 1937 y alcaldesa de una gran ciudad en 1969.

MU / UB / MV