Recortables de la flota republicana
Creator: Armero, José Mario
Repository: Centro Documental de la Memoria Histórica, Salamanca, Spain
Source:
Source: Centro Documental de Memoria Histórica, ES.37274.CDMH//OBJETOS,15
Date: 1931 - 1939
Date Created: 1931
Type: Recortables
Extent: 1 item
41.65213, -4.72856
Este recortable para niños, creado en 1936 por una gráfica colectivizada en Barcelona, cuenta cómo era la flota republicana en los primeros meses del conflicto. En los últimos días de la guerra, muchos de estos barcos se fueron a Bizerta en la colonia francesa de Túnez.
La Guerra Civil acabó con una guerra entre los republicanos. Esta comenzó el 4 de marzo de 1939, cuando unidades militares contrarios al Gobierno de Negrín y sus aliados comunistas se alzaron en Cartagena. La rebelión estaba dirigida a escala nacional por el coronel Casado quien contaba con el apoyo de socialistas moderados y anarquistas, además de varios altos mandos del ejército republicano. Pero en Cartagena, la rebelión estuvo controlada desde el principio por la Quinta Columna. Esta buscaba entregar la base naval y la flota al bando franquista.
Ante este riesgo, el jefe de la flota, Miguel Buiza -que estaba implicado en la conjura del coronel Casado contra Negrín pero que era antifranquista- sacó a los barcos del puerto el día 5 y se dirigió a Argel. La flota en fuga se componía tres cruceros, ocho destructores y varias unidades menores más. La rebelión de Cartagena fue sofocada el día 7 de marzo por las tropas leales al Gobierno, pero la flota no regresó y siguió su viaje hacia el norte de África. Entre tanto, las autoridades francesas indicaron a Buiza que se dirigiese a Bizerta, Túnez, entonces una importante base naval francesa. Francia acababa de reconocer al Gobierno Franco como el legítimo de España y el 30 de marzo le entregó la flota. Muchos marineros -unos 2.300 de los 4.000 miembros de las tripulaciones- decidieron volver a España, pero fueron hechos prisioneros inmediatamente, siendo trasladados a Rota, Cádiz. Varios de ellos, al menos 23, serían luego ejecutados.
La huida de la flota fue el penúltimo desastre para la República. Cuando los frentes se colapsaron tres semanas más tarde, decenas de miles de republicanos se concentraron en los puertos del Mediterráneo, sobre todo en Alicante, para intentar escapar a la represión franquista que se avecinaba. Pero no había barcos suficientes para transportar a la mayoría de aquellos o menos aún para escoltar a los pocos mercantes disponibles e impedir que fuesen interceptados por los buques de guerra franquistas que patrullaban las costas. Como resultado, las victoriosas tropas franquistas atraparon en los puertos a los derrotados republicanos, los enviaron inmediatamente a improvisados y terribles campos de concentración, y comenzaron a fusilar a miles de ellos.
Los marinos republicanos, y unos 300 civiles que viajaron con ellos, que decidieron quedarse en Bizerta pasaron muchas penalidades. Fueron forzados por los franceses a trabajar en pésimas condiciones en la construcción del ferrocarril sahariano y en minas. Más tarde, muchos de ellos acabarían luchando con las fuerzas libres francesas contra el Eje. Este fue el caso de Buiza, quien se enroló en la Legión Extranjera, donde alcanzó el grado de comandante. Después de la guerra mundial, mandó un barco que transportó emigrantes judíos a Palestina. Fue detenido por los británicos e internado temporalmente en un campo de concentración en Haifa.