Libro Blanco sobre la intervención italiana en España
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La batalla de Guadalajara en marzo de 1937 se acompañó de una guerra paralela de propaganda. Desde sus líneas los numerosos italianos antifascistas que combatían en las filas republicanas animaban a sus compatriotas a desertar con la promesa de que serían acogidos como hermanos. En una improvisada pero eficaz guerra psicológica, mediante grandes altavoces o con octavillas lanzadas desde los aviones, les dirigían proclamas como esta: “Os dijeron que ibais a Abisinia y os han enviado a España; os dijeron que ibais a trabajar y os han llevado al matadero; os prometieron la tierra y os dan la muerte”. En los periódicos republicanos de las trincheras se ridiculizó a los soldados italianos mediante estereotipos o poniendo en duda su masculinidad (“si es marica el marrano, italiano”), y las bromas incluso traspasaron las líneas del frente difundiéndose en la zona rebelde (de las siglas CTV habían hecho la frase “¿Cuándo te vas?”). En el fragor de la batalla la Oficina de Prensa italiana publicó el primer número del periódico Il Legionario, en contraposición a Il Garibaldino, órgano de la Brigada Garibaldi.
La victoria dio la oportunidad al gobierno de Madrid de demostrar ante el mundo con toda clase de pruebas la ingente contribución fascista a la causa rebelde en violación flagrante del Pacto de No intervención. Los servicios de propaganda republicanos prepararon dosieres fotográficos con los documentos encontrados entre las pertenencias de los soldados y oficiales prisioneros: carnés, recibos de pagas y haberes, giros postales, instrucciones de marcha y demás documentación para el personal destinado a España, tanto de la Milicia como encuadrado en unidades regulares del Real Ejército. Muchos de esos soldados habían combatido antes en la campaña de Etiopía y en sus bolsillos guardaban postales de mujeres abisinias desnudas o fotografías junto a las víctimas de su violencia como un souvenir.
Con ese material se elaboró un Libro Blancosobre la intervención italiana en España, traducido al inglés y francés, que fue presentado en mayo por el ministro Álvarez del Vayo ante la Sociedad de Naciones. Las reproducciones de un centenar de documentos incautados constituían una prueba irrefutable de que “el pueblo español y su Gobierno elegido democráticamente se están defendiendo hoy contra una invasión fascista extranjera”. Este podía enorgullecerse de su primera victoria, la primera sobre el fascismo internacional.
En la radio, el medio de comunicación de masas en aquella época, la guerra de propaganda alcanzó especial intensidad. A las emisiones de noticiarios en Radio Nacional de Salamanca y Unión Radio de Sevilla, famosa por las charlas del general Queipo de Llano, la República respondió también en italiano con la voz de los antifascistas desde Radio Barcelona y Radio Milano, emisora localizada en Pozuelo del Rey, cerca de Madrid. No es casualidad que durante el bienio 1935-1936 los índices de audiencia de la radio crecieran improvisamente en Italia a niveles hasta entonces desconocidos, y las medidas de las autoridades para evitar la recepción de estas emisoras solo consiguieron poner las bases de la masiva escucha clandestina que caracterizó los años de la sucesiva guerra mundial.
FJMS