Embarque de tropas desde Marruecos
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Detalles de la imagen: https://www.alamy.es/Fotógrafo:Süddeutsche Zeitung Photo.
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Date Created: 1936
Extent: 1 item
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La Guerra Civil española aportó una de las primeras experiencias históricas de transporte aéreo de tropas. Las operaciones se realizaron desde el 19 de julio de 1936, aunque la capacidad de los aparatos en estos momentos era muy limitada, con pequeños aviones trimotores Fokker (que también utilizaba la aviación republicana), hidroaviones, y bimotores de las líneas aéreas postales.
La fotografía muestra los soldados marroquíes de los Regulares embarcando en un avión de transporte alemán Junkers Ju 52. Probablemente desde el aeródromo de Sania Ramel (Tetuán) en dirección a Tablada (Sevilla). Con el apoyo de la aviación alemana, a partir del 27 de julio de 1936 se dio un gran impulso al transporte de tropas, ya que se amplió el número de soldados por embarque y la frecuencia de los vuelos. Las fuerzas Regulares indígenas y la Legión fueron la base de los primeros Tabores y Regimientos de combate transportados a la península que continuaran los meses siguientes.
Gran parte de la capacidad combativa del ejército sublevado se sirvió de estas tropas del Protectorado y del reclutamiento de mercenarios que no cesaría durante los dos primeros años de la contienda a través de más de 350 puestos esparcidos a lo largo del territorio del norte de Marruecos y Sidi Ifni. Este apoyo de voluntarios se vio favorecido por la intervención de determinados mandos militares, que después de una dilatada estancia en Marruecos, poseían un alto grado de conocimientos culturales arábigos y contactos con las autoridades y líderes locales.
El caso del coronel Juan Bautista Sánchez, interventor en el Rif, o el comandante Tomás García Figueras, delegado de asuntos indígenas y miembro de la Sociedad Española de Africanistas son ejemplos notables, pero quizá el caso más destacado sea el del coronel Juan Bautista Beigbeder Atienza que supo articular una serie de relaciones con los jefes del Majzen (Gobierno marroquí) como el Visir Ahmed Ben Hach Abd el Krim Ganmia que llegó a ser caballero laureado de la orden de San Fernando por su colaboración en Tetuán para evitar una sublevación por el bombardeo de la aviación republicana. O la intervención del Jalifa (autoridad suprema de la zona del protectorado) Hassan Ben el Mehdi que declaró la Yihad contra los españoles antes que lo hiciera el propio cardenal Gomá.
El general Beigbeder supo también conseguir la amistad de líderes proclives a la República y al nacionalismo anticolonial como Abdel Khalek Torres, primero salvándole de las instrucciones de Mola, después facilitándole un puesto como visir del Habús (gestión de los inmuebles del Majzen) y prometiéndole ser el futuro Jalifa. Con estas maniobras los golpistas habían urdido un plan inteligente capaz de posicionar las élites locales a su favor, influyentes con un pueblo doblegado, dispuesto a combatir a los españoles “sin Dios” y dejarse miles de muertos por una paga de 180 pesetas al mes y un adelanto de 4 kilos de azúcar, una lata de aceite y tantos panes como hijos tuvieran.
JD