Los voluntarios irlandeses pro-franquistas
Repository: Glucksman Library, University of Limerick, Limerick Ireland
Creator: Eoin O'Duffy
Repository: The Robert Stradling Collection
Source:
Reference Code
Series 2, P13/55
Date Created: 1937
Type: Certificate
Extent: 1 item
Geographic Region: Dublin, Ireland
53.34976, -6.26027
Este "Certificado de Servicios Prestados" firmado por el General de Brigada Eion O'Duffy y el "Generalíssimo" Francisco Franco da fe de que James Roche luchó en la Brigada Irlandesa con "Lealtad, Valor y Buena Conducta" como parte de su "Cruzada en España". Roche fue uno de los aproximadamente 2.000 irlandeses que se unieron a la Brigada Irlandesa, de los que alrededor de 700 sirvieron en España. Por el contrario, alrededor de otros doscientos lucharon en la Columna Connolly de las Brigadas Internacionales.
El de Irlanda constituye un caso único dado que muchos más hombres se ofrecieron como voluntarios para luchar por Franco que por la República, lo que constituyó un buen reflejo del peso de la opinión pública de un país que había logrado hacía poco la independencia y que era profundamente católico.
En Irlanda, la Guerra Civil se interpretó principalmente como un conflicto religioso más que social o político. La Iglesia y la prensa católica habían estado criticando el tratamiento dado a la cuestión religiosa por la República Española desde su establecimiento y respondió rápidamente al estallido de la Guerra Civil, y especialmente al asesinato de miles de clérigos. Fue el cardenal Joseph McCrory, primado de la Iglesia católica irlandesa, quien animó a O'Duffy a crear la Brigada.
La sociedad irlandesa ya había comenzado a movilizarse en apoyo de los rebeldes sobre todo en la forma del Frente Cristiano Irlandés (ICF), que se creó en agosto de 1936. Al mes siguiente ya pudo sacar a la calle a 40.000 personas en Cork en una manifestación. Y, de manera similar a lo vivdo en Navarra, cuando los brigadistas partieron hacia España fueron bendecidos por sacerdotes, recibieron medallones y fueron despedidos por multitudes entusiastas que cantaban canciones como “La fe de nuestros padres”.
Pero la movilización no fue solo religiosa sino que también tuvo un elemento político. Algunos líderes de la ICF, así como el propio O'Duffy, eran fascistas y miembros de los paramilitares Blueshirts. E igualmente el gobierno de Eamon de Valera se vio sometido a una intensa presión para que dejase de reconocer diplomáticamente a la República Española y retirase su apoyo a la No Intervención.
La experiencia de la Brigada Irlandesa en España fue breve e infeliz. Entró por primera vez en combate en la Batalla del Jarama, entablando combate por error con una unidad falangista. Afectados por borracheras e indisciplinas —en una ocasión los oficiales se amotinaron cuando se les ordenó atacar un pueblo— Franco ordenó a la unidad regresar a Irlanda en junio de 1937. Llevaba en España sólo seis meses.
La Brigada Irlandesa constituyó el núcleo principal de los aproximadamente 3.000 voluntarios extranjeros que lucharon en el bando nacionalista. Hubo trescientos extranjeros en la unidad compañía Juana de Arco de la Legión Española, otros procedieron de la Guardia de Hierro rumana, y también veteranos rusos blancos de la Guerra Civil Rusa, así como una amplia variedad de aventureros y derechistas. El escritor inglés Peter Kemp fue uno de ellos, y dejó escrito que los franquistas no mostraron interés en reclutar voluntarios en Gran Bretaña.
¿Por qué molestarse? Los franquistas estaban recibiendo una ayuda masiva de Alemania e Italia, así como un apoyo menor pero significativo de Portugal. No tenían necesidad de reclutar individuos o a un pequeño número de hombres en otros lugares, especialmente cuando no eran soldados profesionales y, además, como ocurrió en el caso de los irlandeses, podían causar más problemas de los que valían.