Funeral del General José Sanjurjo
Repository: Biblioteca Nacional de España, Madrid, Spain
Source:
Reference Code
GC-CAJA/96/3, #1
Date Created: 2017
Type: Tombs
Extent: 1 item
Geographic Region: Melilla, Spain
35.2919, -2.94071
En marzo de 2017 eran enterrados en el Panteón de Regulares 2 del cementerio de la Purísima Concepción de Melilla los restos del general José Sanjurjo. Hasta entonces habían reposado en el Monumento a los Caídos de Pamplona. El ayuntamiento de esa ciudad, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica de 2007, había decretado unas semanas antes la exhumación del cuerpo.
La figura de Sanjurjo fue muy oscurecida por el franquismo en un ejercicio de reescribir el pasado para mayor gloria del dictador. Aunque no fue su organizador – Emilio Mola desempeñó ese papel- Sanjurjo fue el verdadero líder del 18 de julio. Su muerte en accidente de aviación en las afueras de Lisboa el 20 de aquel mes impidió que encabezase a las fuerzas rebeldes. Otros generales más implicados que el propio Franco en el golpe también tuvieron finales trágicos: los generales Joaquín Fanjul y Manuel Goded cayeron presos y fueron ejecutados poco después de comenzar la guerra, y el propio Mola falleció en otro accidente de aviación en junio de 1937. Estas muertes, más su control de las tropas más eficaces del bando sublevado –el Ejército de África- permitieron a Franco, de forma inesperada incluso para él, convertirse en el líder de los rebeldes primero y luego en el dictador del régimen emergente. De inmediato, el nuevo dictador y sus colaboradores comenzaron a contar un pasado que no era: que Franco había organizado, muy a su pesar pero por puro amor a España, el Alzamiento y los demás generales habían sido sus colaboradores pues ellos mismo reconocían las dotes extraordinarias de Franco que le hacían el líder natural del bando Nacional.
Fue una manipulación burda de la historia. Sanjurjo era ya a comienzos de los años veinte el líder indiscutible del ejército colonial. Cuando se produjo el desastre de Annual en julio de 1923, él fue el encargado de rehacer las posiciones españolas en torno a Melilla. En septiembre de 1925 dirigió el desembarco de Alhucemas que marcó el comienzo del fin de la Guerra de Marruecos. De esta campaña, gracias al favoritismo real, salió con una Cruz Laureada y con un marquesado. Sin embargo, en abril de 1931 era director de la Guardia Civil pero no hizo nada para defender la monarquía, quizás porque estaba molesto con el rey por no haberle hecho a él dictador tras la caída de Miguel Primo de Rivera. La República le trató muy bien, dejándole en su puesto y nombrándole a su vez Alto Comisario en Marruecos. Pero Sanjurjo no creía en la democracia y organizó un golpe de Estado en agosto de 1932. Fracasó, fue apresado, condenado a muerte y perdonado. Luego marchó al exilio en Portugal donde se dedicó a conspirar para derrocar a la República. En esos momentos era el gran héroe, o Caudillo como le llamaban, de la derecha antidemocrática española. Cuando la rebelión estalló en julio de 1936 a él se le esperaba en Salamanca para hacerse cargo de la nueva dictadura que se iba a proclamar. Nunca llegó.