Prototipo de motor de avión a reacción
Repository: Museo de Aeronáutica y Astronáutica, Madrid Spain
Creator: Leret Ruiz, Virgilio, 1902-1936
Date Created: 1935-03
Type: Patent
Extent: 1 item
Geographic Region: Madrid, Spain
En marzo de 1935, el capitán Virgilo Leret patentó un motor a reacción. Era un artilugio revolucionario que estaba por delante de la tecnología aeronáutica más avanzada en ese momento en Alemania y el Reino Unido. Sin embargo, a pesar del interés del Gobierno de la República, este motor nunca se pudo desarrollar pues el estallido de la Guerra Civil lo impidió. Es más, al capitán Leret lo fusilaron sus compañeros militares en Melilla en las primeras horas de la rebelión militar por mantenerse fiel al Gobierno. Es probable que fuese el primer oficial asesinado en la guerra. La importancia del motor es doble. Por un lado, refleja el renacimiento científico e intelectual de España que cegaron la Guerra Civil y la dictadura. Por otro, muestra cómo el estallido de la guerra no fue el producto de la sublevación del Ejército para, según dirán los propagandistas franquistas, salvar a España, sino que dividió al ejército mismo que, como el resto de la sociedad, tomó o hubo de tomar partido ante hechos consumados.
A menudo se recuerda a la República por sus problemas y errores propios, y su liquidación a manos de los rebeldes. Fue mucho más. La República fue un sueño reformista desarrollado en un país que desde hacía varias décadas estaba comenzando a modernizarse sobre todo en su economía pero también en su cultura. La llegada de la República en cierto modo fue producto del desajuste entre esa España real que estaba cambiando y una España oficial, la política, que estaba bastante esclerotizada. Los años previos a la guerra fueron una auténtica “edad de plata” en el renacimiento de España. El país era vibrante, diverso y había ansias de hacerse mucho mejor. El capitán Leret representa muy bien esa época, como hombre militar y científico de ideas liberales casado con una escritora feminista, Carlota O´Neill.
El fusilamiento de Leret y el encarcelamiento de su mujer representan el fin repentino de esa época. Los militares rebeldes habían planeado y llevaron a cabo una revuelta muy violenta que incluía matar a toda persona que se les opusiera. Esto incluyó a sus propios compañeros que intentaron defender la legalidad vigente. En el protectorado en Marruecos primero y casi inmediatamente en el territorio nacional, jefes, oficiales, suboficiales y clase de tropa fueron pasados por las armas de forma sumaria, casi siempre sin juicio alguno. La memoria de estas víctimas quedó oficialmente borrada. Como ocurría con otras víctimas de la Guerra Civil, el bando sublevado primero y después la dictadura que le siguió, solo recordó y honró a sus muertos. Mientras que los familiares de los primeros sufrieron el escarnio y a menudo la persecución por parte de su verdugos, los de los segundos fueron recompensados material y moralmente. La ironía de esta patente injusticia es que muchos militares y no pocos civiles acabaron en un bando u otro por casualidad o por simple sentido del deber y a veces en contra de sus propias convicciones ideológicas o religiosas.