Barcelona, capital de tres gobiernos
Repository: Arxiu Nacional de Catalunya, Sant Cugat del Vallès
Repository: Fondo Generalitat de Catalunya
Date Created: 1937-12-13
Type: Photograph
Extent: 1 item
41.38289, 2.17743
En otoño de 1937, la guerra (y la revolución) habían dado un vuelco en las zonas republicanas y en los equilibrios políticos y sindicales de la retaguardia. Tras la pérdida del territorio del norte y los hechos de mayo de 1937 en Barcelona, se imponían los cambios organizativos y políticos drásticos.
En primer lugar, el Gobierno de Euskadi, controlado por el Partido Nacionalista Vasco, se trasladó a Barcelona. Había perdido el territorio sobre el que tenía jurisdicción; buena parte de sus apoyos sociales y políticos estaban en el exilio francés o bajo dominio franquista y sólo quedaba la opción de mantener una estructura gubernamental sin territorio. El lugar natural de anclaje era Barcelona, donde sería recibido con los brazos abiertos por el Gobierno de la Generalitat.
Desde este momento hasta el final de la guerra, el Gobierno vasco se mantuvo muy activo en tres frentes esenciales: la cultura y sus manifestaciones; el empeño por tener un espacio de culto religioso para los ciudadanos vascos de Barcelona; y la gestión de los gudaris (soldados de origen vasco, enrolados en los diferentes frentes de batalla). Por añadidura, disponían de un político nacionalista de primera magnitud, Manuel de Irujo, en un ministerio clave del Gobierno republicano, el de Justicia.
En paralelo, el Gobierno republicano, encabezado por Juan Negrín, proveniente de Valencia, instaló todo su aparato administrativo y de poder en Barcelona. De esta manera la ciudad se convirtió en la capital de tres gobiernos, tal y como refleja la fotografía, en la que podemos ver a los presidentes catalán y vasco junto al ministro de Educación republicano en un acto en la Universidad Autónoma de Barcelona.
Su presencia en la ciudad y su entorno comportaba no tan sólo cuestiones y problemas logísticos sino que también demostraba como, tras los hechos de mayo de 1937 y los primeros meses de desconcierto bélico y revolucionario, el Gobierno español volvía a tomar el control de la situación: centralización del esfuerzo bélico (industrias de guerra, concentración de la dirección de la guerra, compra de material bélico, etc.); control del orden público y las fronteras; intervención en la hacienda pública catalana y de los recursos económicos; etc.
Los tres gobiernos (catalán, vasco y republicano) cohabitaron en un equilibrio frágil y quejas y discusiones cruzadas, a medida que escaseaban los recursos y se debilitaba la resistencia republicana. No sólo fueron polémicas por las competencias de uno y otro gobierno, sino que en el fondo subsistió un debate que continuaría en el exilio: la competencia intergubernamental ¿afectó al esfuerzo de guerra y contribuyó a la derrota? ¿Los nacionalistas catalanes y vascos no hicieron lo suficiente, al lado del Gobierno republicano? ¿O las directrices centralistas de éste maniataron los posibles recursos de los gobiernos catalán y vasco?
FVV-A