Jóvenes nacionalistas vascos conducidos al lugar de ejecución
Repository: Euskadiko Artxibo Historikoa - Archivo Histórico de Euskadi
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Source: Euskadiko Artxibo Historikoa-Archivo Histórico de Euskadi: Colección Instituto Bidasoa Funtsa- Fondo Luis Ruiz de Aguirre Funtsa, "Sancho de Beurko", N1_46_F6H46-F6
Type: Photograph
Extent: 1 item
42.99118, -2.5543
La fotografía muestra a un grupo de vascos condenados a muerte mientras son conducidos al lugar de ejecución.
La conquista de Bilbao por las tropas franquistas, el 19 de junio de 1937, y del resto del oeste de la provincia de Bizkaia las semanas siguientes, marcó el punto de inicio de la represión franquista en este territorio histórico. El mismo 20 de junio se decretó el estado de guerra en la provincia, sometiendo todos los delitos que se hubieran cometido desde el 18 de julio de 1936 a procesos sumarísimos de urgencia. En Bizkaia, por tanto, a diferencia de Araba y Gipuzkoa, fue el nuevo régimen quien, a través de unos instrumentos legales creados ex profeso ya perfectamente engrasados a la altura de junio de 1937, canalizó la persecución política y social en la provincia. Durante los meses siguientes a la caída de Bilbao, la actividad de los juzgados franquistas fue frenética para dictaminar los miles de causas que se habían instruido. Casi 15.000 expedientes fueron resueltos en los primeros 6 meses.
Se detuvieron a miles de personas, no solo gudaris y milicianos que habían depuesto sus armas y responsables políticos, sino a todas aquellas que fueran sospechosas por sus responsabilidades políticas, sindicales o sociales. Estas personas quedaban en un limbo jurídico días, semanas o meses hasta que se comprobaran las denuncias y acusaciones que se habían emitido en contra de ellas. Cuando se mostraba la veracidad de las denuncias se iniciaban los Consejos de Guerra. Los acusados eran trasladados desde la prisión a una de las salas de la Audiencia donde eran juzgados sin las menores garantías procesales. De vuelta en la cárcel, recibían el fallo de la sentencia a través de las autoridades carcelarias correspondientes.
Las ejecuciones se producían, por lo general, con las primeras luces del día. El reo condenado a muerte era trasladado desde su celda a la capilla, donde recibía la comunión y la confesión. Allí podía escribir cartas de despedida a sus familiares. Los reos eran luego eran trasladados al cementerio de Vista Alegre, donde eran fusilados por un piquete de ejecución. Más cruel resultaba la ejecución por garrote vil, sistema heredado de la Edad Media, que consistía en la muerte del preso por asfixia. Se practicaba en el patio de la cárcel de Larrinaga, lo cual infundía terror en el resto de reclusos.
En Bilbao fueron ejecutadas tras consejo de guerra 506 personas, la mayoría fusiladas en los muros del cementerio de Vista Alegre de Bilbao. Otras 35 de ellas fueron agarrotadas en la Prisión Provincial de Bilbao, como apuntábamos antes.
De los más de 500 fusilamientos o agarrotamientos, 294 fueron cometidos en 1937, concentrándose buena parte de los mismos a mediados del mes de diciembre. En 1938 fueron ejecutadas 100 personas, mientras que en 1939 lo fueron 28 y posteriormente, hasta 1945, fueron 34.
En el año 2022, el Gobierno Vasco señalizó como lugares de memoria los muros donde se produjeron las ejecuciones.
JP / UB / MJV