Lista de asilados en la embajada de Brasil
Brasil, signatario de las convenciones de La Habana de 1928 y de Montevideo de 1933, practicó el derecho de asilo y acogió desde el comienzo del conflicto en su embajada en Madrid a ciudadanos que se sentían amenazados. El acto implicó graves irregularidades diplomáticas, ya que la comunicación oficial al Gobierno republicano español no se realizó hasta marzo de 1938. Debido al contingente de unas sesenta personas, la representación brasileña se vio obligada a alquilar una casa contigua a su sede. La concesión masiva de asilo por parte de diversas representaciones generó un problema físico de alojamiento, que dio lugar al surgimiento de los famosos “anexos” de embajadas y legaciones.
El análisis de la extensa documentación diplomática, cruzado con la información obtenida en el trabajo de Javier Rubio sobre el asilo diplomático durante la Guerra Civil Española, nos lleva a afirmar que la representación diplomática de Brasil actuó de manera incompetente en la resolución de esta cuestión. La falta de entrega de las listas de solicitantes de asilo por parte del embajador Alcebíades Peçanha a la República Española es uno de los factores que contribuyó a agravar las tensiones entre la Embajada de Brasil y el Ministerio de Estado español, al quedar Brasil excluido de las negociaciones que permitieron evacuar a los solicitantes de asilo de las embajadas de otros países.
La cuestión de los solicitantes de asilo se se hizo aún más compleja cuando Carlos da Silveira Martins Ramos, que llegó a España en 1938 como encargado de negocios, descubrió que junto al “anexo” no sólo había brasileños, como había afirmado inicialmente Peçanha, sino también algunos militares y religiosos. Con la existencia de estos, sería difícil que el Gobierno español autorizara la evacuación de todas las personas.
Las observaciones de Ramos indican que Oswaldo Aranha, canciller brasileño, le aconsejó negociar la evacuación de los solicitantes de asilo a Francia y su internamiento en Brasil. La negativa de la República Española a la propuesta se debió a lo ocurrido con los refugiados en otras embajadas que, al ser autorizados a dirigirse al país vecino, huyeron a regiones bajo poder de los sublevados. Martins Ramos alertó del deterioro de la imagen de Brasil que, corroborando muchas irregularidades, acabó faltando el respeto al Gobierno español. Tampoco rehuyó criticar la propia postura del ministério de Asuntos Exteriores en la conducción de la política exterior brasileña hacia España. Para él, Brasil debía actuar de manera coherente con su posición como país que, a nivel diplomático, mantuvo relaciones con el Gobierno republicano.
Antes del final de la guerra, tres docenas de solicitantes de asilo abandonaron la representación brasileña. Probablemente los que pertenecían a la categoría militar y religiosa abandonaron la sede de la Embajada de Brasil sólo después de que los nacionalistas entrasen en Madrid.
IIS