Una heroína franquista
Repository: Museo del Ejército, Toledo, Spain
Repository: Colección Enfermeras del Cuerpo de Sanidad Militar
Source:
Reference Code
Nº inventario: mue-28006
Date Created: 1946
Type: Photographs
Extent: 1 item
Geographic Region: Madrid, Spain
40.4167, -3.70358
En esta pequeña fotografía coloreada a mano aparece María Paz Martínez Unciti vistiendo el uniforme de la Sección Femenina de la Falange. Después de que fuera asesinada en Madrid en noviembre de 1936 con 18 años, su hermana fundó el Auxilio Azul María Paz, una organización cuyas actividades demuestran cómo la guerra creó oportunidades para que las mujeres Nacionalistas contribuyeran al esfuerzo bélico que iban más allá del papel de género establecido.
El Auxilio Azul se convirtió en una red de unas 6.000 mujeres que funcionó durante toda la guerra sin que las autoridades Republicanas la detectaran. Sus miembros actuaron de varias maneras: suministraron comida, ropa y cobijo para los perseguidos, falsificaron documentos, llevaron curas a dar misas clandestinas, crearon una red de casi 300 enfermeras que atendieron a los enfermos y los heridos, organizaron rutas de escape a territorio rebelde, y mantuvieron escondites, entre ellos uno en el mismo edificio donde un periódico socialista tuvo sus oficinas, infiltraron el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y descubrieron la identidad de varios agentes republicanos trabajando en la zona franquista; y recogieron información que se empleó en la prosecución de republicanos después de la guerra.
También en otras ciudades republicanas, como Barcelona y Valencia hubo católicas conservadores y mujeres falangistas que participaron en la Quinta Columna. Y no sólo allí. En Almería, el Socorro Blanco, compuesto sólo de mujeres, ayudó a organizar misas clandestinas, ayudó a 500 personas a escapar a la zona franquista, recogió inteligencia sobre las defensa locales, organizó protestas de mujeres contra las condiciones de vida y contribuyó a socavar la moral republicana difundiendo rumores derrotistas.
Las mujeres también jugaron un papel importante en la Quinta Columna en zonas rurales, por ejemplo en los pueblos alrededor de Guadix (Granada). Entre otras cosas, comunicaron información sobre el despliegue de tropas republicanas y cometieron actos de sabotaje.
Las mujeres franquistas fueron activas en el campo de espionaje y contraespionaje y en procesar inteligencia. Hubo tres ejemplos claves: el servicio de inteligencia franquista en el sur de Francia; la creación del llamado Dossier Cataluña en San Sebastián que recopiló y organizó informaciones sobre Cataluña, y la creación del inmenso archivo de la Comisión Nacional para la Recuperación de Documentos en Salamanca que fue corazón de la represión de la posguerra.
La dictadura franquista reconoció los servicios de las mujeres que habían participado en estas actividades, lo cual les permitió pedir puestos de trabajo en el sector público, entre otros privilegios. Sin embargo, en lo que a la memoria oficial se refiere, la extensa y diversa actuación de esas mujeres fue monopolizada en seguida por el partido oficial del nuevo régimen, que incluyó a unas pocas de ellas en su panteón de mártires. La más famosa fue María Paz Martínez Unciti.