El Cervantes, de Gijón, llega a un puerto francés
Fundación José Barreiro, Donación de Silverio Cañada
Date Created: 1937-10
Type: Photograph
Extent: 1 item
Entre los meses de julio y octubre de 1937 salieron de Asturias entre 50.000 y 70.000 personas. Lo hicieron, sobre todo, a través de los puertos de Avilés, Gijón y Ribadesella. Fueron los meses previos a la caída del Frente Norte, que marcaría un hito en el desarrollo de la Guerra Civil.
El 18 de agosto, el diario Avance da cuenta de una operación, anunciada a través de una nota por el alcalde de Sama de Langreo, para evacuar a niños y niñas. Un millar, concretamente. Se menciona la urgencia de la iniciativa para la cual debe inscribirse en la Oficina municipal de Asistencia Social a los menores, que debían tener entre 5 y 12 años y pertenecer a familias afectas al Frente Popular. Se les iba a conocer como los “niños de la guerra”. La de Gijón fue la segunda expedición más numerosa tras la de Bilbao. Fueron a Rusia para “permanecer en dicho país y ser atendidos por su gobierno el tiempo que sea preciso”.
Al margen de este contingente infantil, la comisión que gestiona el proceso de evacuación, desde Gijón, establece los requisitos para la salida. Cada evacuado debe tener en su haber un pasaporte que acredite su lealtad al Frente Popular. Además, se establecen tres categorías de admisión: inútiles de guerra, viudas e hijos de combatientes, e inútiles civiles para hombres mayores de 60 y menores de 15 y mujeres afectas al régimen.
Es un proceso de ida y vuelta. Los barcos entran con víveres y salen con refugiados, la mayoría, con destino a Francia, cuyo gobierno establece la obligatoriedad de que los evacuados desembarcados en sus puertos se dirijan inmediatamente después hacia territorio republicano español. Mayoritariamente se dirigirán a Cataluña, pero también a las regiones del Levante.
El 20 de octubre de 1937 se produce el último encuentro del Consejo Soberano de Asturias y León. Se toma la decisión de evacuar. El jefe de las fuerzas leales, coronel Adolfo Prada, informa de que la situación es insostenible. Hay pesimismo y baja moral entre los combatientes. En principio se habían destinado dos barcos, el Arnao y el María Elena, para las familias de los responsables de las organizaciones del Frente Popular. También se contaba con el Císcar, un destructor que estaba atracado en El Musel. Sin embargo, una discrepancia entre el criterio del gobierno de la República, del ministro de Defensa Indalecio Prieto y el del Consejo, facilita que la aviación nazi bombardee el Císcar, que acaba hundido. La Legión Cóndor inutiliza también el submarino C-6 e incendia los depósitos de Campsa.
En torno a 10.000 personas, entre ellos que se ven en la foto, llegaron a los puertos franceses en aquellos días de finales de octubre de 1937. Viajaron a bordo de unos 60 barcos de todo tipo. Otros, sin embargo, no tuvieron la misma suerte. Un total de 28 embarcaciones fueron capturadas. Sus pasajeros se convirtieron en presos del ejército franquista y serían enviados después a campos de concentración, o peor.
PMF