Los 19 puntos de la J.A.P
Creator: Juventudes de Acción Popular, semanario periódico
Source:
Hemeroteca digital Biblioteca Nacional de España https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=fb4aaced-eae4-4e8b-9b03-91d94a27345b&page=7
J.A.P (Madrid), 10/11/1934, nº2. Hemeroteca digital Biblioteca Nacional de España https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=fb4aaced-eae4-4e8b-9b03-91d94a27345b&page=7
Date Created: 1934-11-10
Extent: 1 item
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“Antiparlamentarismo. - Antidictadura.- El pueblo se incorpora al Gobierno de un modo orgánico y jerárquico, no por la democracia degenerada” es quizá uno de los puntos en los que mejor se puede vislumbrar la ideología de la JAP. 19 puntos de frases cortas, tajantes, en las que además de una profunda ideología antidemocrática hay una clara admiración al líder, a la familia tradicional y cristiana y a la nación española.
Las JAP (Juventudes de Acción Popular) fueron una de las múltiples formaciones juveniles de la Segunda República, periodo en el que existieron grupos de juventudes anarquistas, sindicalistas, socialistas, ateas o radicales. Las JAP estaban vinculadas a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), el partido liderado por Gil Robles. Este participó en la fundación de este grupo para, en sus palabras, sustraer a los jóvenes del influjo de la política, que podía “desgastar tantos entusiasmos, porque la política (…) es algo que deforma a aquellos que se encuentran en período formativo, tanto en el orden intelectual como en el orden moral (…)”. “Tenemos que evitar la desfloración vuestra en la política”, proseguía Gil Robles: “en la época de la formación yo quisiera que no tuvierais nada que ver con las organizaciones políticas, pero ya que la política ha penetrado en todas partes (…) bueno será que os traigamos a organizaciones solventes en el orden de la seriedad”.
Las JAP fueron el grupo autónomo más importante de los organizados por la CEDA y uno de los grupos juveniles más activos durante la República, con actividades de seguridad o cuidado de las calles, que los hicieron visibles y populares. Pero su radicalización política los llevó a una progresiva fascistización como puede verse en sus estatutos. Anticapitalismo; antidemocracia, ninguna decisión se tomaba mediante votación. El culto al líder personificado en Gil Robles los llevaba a bordear las características de un grupo fascista, de las que los separaba sólo que parte de sus miembros eran jóvenes católicos pacifistas, nada proclives al uso de la violencia.