Juego de mesa La Entrada en Madrid
Repository: Centro Documental de la Memoria Histórica, Salamanca, Spain
Creator: Armero, José Mario
Source:
Fond or Collection
OBJETOS
Reference Code
270
Date Created: 1931 to 1939
Type: Games
Extent: 1 item
El 10 de febrero de 1939 Juan Negrín regresó desde Francia al territorio republicano. Su intención era resistir. A Francia había llegado un gran cargamento de armas soviético que podía usarse para alargar la guerra hasta que estallase el conflicto europeo que se vislumbraba. Muchos no estaban de acuerdo. Los anarquistas, gran parte del socialismo y de los republicanos creían que la guerra estaba perdida. La población estaba exhausta y hambrienta. A pesar de las esperanzas de Negrín en la situación internacional, pronto llegó otro golpe de las democracias contra la República: el 27 de febrero Francia y Gran Bretaña reconocieron oficialmente al Gobierno de Franco. En este contexto se fraguó una conspiración centrada en los militares y políticos de Madrid para destituir a Negrín y pedir a Franco una rendición negociada. El jefe de la conspiración era el coronel Segismundo Casado quien estaba en contacto con la Quinta Columna franquista, que a su vez decía representar a Franco.
La sublevación casadista comenzó el 5 de marzo de 1939. En medio de una situación confusa, la flota republicana abandonó Cartagena y se dirigió hacia el norte de África, privando de este modo a millares de republicanos de los medios que hubiesen permitido su evacuación y puesta a salvo de la represión franquista. El día 6 se constituyó en Madrid el Consejo Nacional de Defensa, presidido por el general José Miaja pero cuyos hombres fuertes eran el coronel Casado y el político socialista Julián Besteiro. Este Consejo se puso en contacto con el mando franquista para negociar una rendición con garantías para militares y políticos republicanos. Ese mismo día salió desde España Negrín. Nunca volvería. Mientras tanto en Madrid se produjeron violentos combates entre unidades comunistas y los partidarios de Casado que duraron hasta el día 12. Miles de hombres murieron en los enfrentamientos de esta guerra civil republicana.
Las negociaciones entre el Gobierno de Franco y la Junta de Defensa no llevaron a nada. Franco no estaba dispuesto a hacer concesiones y trataba a los republicanos como vencidos que solo podían esperar su gracia. Solo le quedaba esperar que estos se desmoronasen. El día 26 de marzo ordenó a sus ejércitos que comenzasen a avanzar sobre las líneas republicanas. No encontraron resistencia. Los soldados se rendían en masa o desertaban, mientras que muchos de sus oficiales y comisarios políticos comenzaban una precipitada huida hacia los puertos del Mediterráneo para escapar a la represión franquista que se temía, con razón, implacable. El 28 se rindió Madrid. En los tres días siguientes fueron ocupados los puertos. La guerra acabó formalmente el 1 de abril. Decenas de miles de republicanos quedaron atrapados en el país. Pronto serían enviados a los campos de concentración o al pelotón de fusilamiento.
Franco había ganado la guerra, pero difícilmente se podía llamar a la nueva situación como de paz. Los soldados de la República, y en especial los mandos, fueron tratados no como un ejército vencido sino como criminales. En contra de las esperanzas de los que se habían rendido, Franco no tenía intención de integrar en su Nueva España a los republicanos. Quería eliminarlos, aterrorizarlos y silenciarlos.