El exilio infantil desde el puerto de Santurtzi

A comienzos del año 1937 la guerra en el País Vasco se había recrudecido. El avance de las tropas franquistas y la temprana ocupación de Gipuzkoa y Álava había provocado un movimiento de población sin precedentes que buscaban refugio en Bizkaia, la última provincia no controlada por las tropas de Franco. Ante el ataque indiscriminado del ejercito sublevado a la población vizcaína, en concreto los bombardeos en Bilbao de enero de 1937, el Gobierno vasco hizo un llamamiento para que las familias, que lo considerasen oportuno, inscribieran a sus hijos e hijas de entre 5 y 12 años para que pudieran ser evacuados lejos del conflicto.  

La evacuación de la población más vulnerable se inició en marzo de 1937 con destino a Francia, siendo los puertos más utilizados los de Ondarroa y Bermeo. En la primavera de 1937, después de que se produjesen los bombardeos de las ciudades de Durango y Gernika, el Gobierno vasco ante la urgencia de poner a salvo a la población inició las labores de negociación con Reino Unido, Francia, Bélgica, México y Unión Soviética para acordar la acogida de los niños como refugiados en sus respectivos países. Una de las protagonistas de este proceso de evacuación fue Leah Manning, enfermera y política inglesa que aceleró considerablemente los trámites para que un total de 3.840 niños fuesen evacuados al Reino Unido. 

Las evacuaciones más masivas de niños y niñas vascas se realizaron desde el puerto de Santurtzi (Bizkaia), desde donde partieron un total de 17 expediciones en las que fueron trasladados gran parte de los casi 38.000 niños evacuados en el País Vasco durante la guerra. La primera expedición con destino a Francia partió del puerto de Santurtzi el 6 de mayo de 1937 y los refugiados viajaron a bordo de dos de los barcos más utilizados para este tipo de traslados, el vapor Habana y el yate Goizeko Izarra, ambos propiedad de la familia Sota.  

El traslado de los niños se realizaba bajo la coordinación de los Servicios Sociales del Gobierno Vasco y con la participación de voluntarios. En cada uno de los viajes los menores iban acompañados por un grupo de voluntarios, habitualmente maestras o mujeres afiliadas a Emakume Abertzale Batza. Los niños no podían viajar acompañados de ningún familiar y el equipaje que podían portar fue muy limitado. Una vez llegaban a los puertos de destino eran trasladados a los lugares habilitados para su estancia. 

Las últimas salidas realizadas en el puerto de Santurtzi con refugiados vascos tuvieron como destino el puerto de Santander. Ante la inminente caída de Bilbao, gran parte de la población marchó hacia la provincia limítrofe para esquivar la violencia de la entrada de las tropas franquistas. Los últimos barcos que salieron del puerto de Santurtzi lo hicieron el 16 de junio de 1937. 

MJV/UB