Postal patriótica del general Goded
Creator: Marra, Juan
Source:
Private Collection
Date Created: 1937
Extent: 1 item
La victoria del Frente Popular terminó de decidir por la vía insurreccional a un grupo importante de militares que ya había estado a punto de dar el paso en diciembre de 1935. Cuando Alcalá-Zamora negó a Gil Robles la presidencia del Gobierno, los militares bajo su mando en el Ministerio de la Guerra expresaron su indignación. Su subsecretario, el general Joaquín Fanjul, le ofreció salir a la calle con la guarnición de Madrid para oponerse al “golpe de estado del presidente de la República”.
La respuesta de Gil Robles fue cauta. Pidió a Fanjul que consultase con el general Franco y aquellos generales que considerase oportuno si era el momento adecuado. Fanjul se reunió con Varela, Franco, Ángel Rodríguez del Barrio y Manuel Goded, a quien Gil Robles había nombrado director general de Aeronáutica tras la amnistía a los golpistas de 1932. Goded, protagonista de la “postal patriótica” que se muestra aquí, manifestó su convicción por la acción militar manifestó su convicción por la acción militar, pero ante los recelos de Franco convinieron pulsar los apoyos políticos y militares. La respuesta de Renovación Española fue positiva, pero el ala conservadora del Ejército no tenía una posición común. A los militares próximos al republicanismo conservador les desagradaba la radicalización de sus compañeros y veían en Portela una solución. Otro obstáculo era la lealtad al presidente de la República de generales como Queipo de Llano, su consuegro, o Nicolás Molero, nuevo ministro de la Guerra. Conscientes de su falta de capacidad operativa y de legitimidad para un golpe de éxito, los generales decidieron esperar.
A partir de enero, Goded, Varela y otros generales volvieron a reunirse. Su objetivo, una rebelión preventiva liderada por Goded si los resultados de las elecciones les eran adversos. La resistencia de Portela a declarar el estado de guerra frustró sus planes.
Pese a la reorganización de mandos del gobierno de Azaña, que supuso la destitución de Franco como jefe del Estado Mayor y la dispersión de los generales partidarios de la insurrección, las conspiraciones continuaron de manera creciente.
El 8 de marzo, antes de que los militares trasladados viajasen a sus nuevos destinos, los generales se reunieron de nuevo y acordaron la formación de una junta militar que preparase un “alzamiento nacional” para derribar el gobierno y restablecer el orden. No hubo acuerdo, en cambio, en el modelo de golpe. Mola, sugirió una sublevación coordinada en provincias que convergiese en Madrid, mientras Goded defendió concentrar el ataque en la capital. El 17 de abril se aprobó una versión suavizada del plan Goded con un horizonte inmediato: el día 20.
La insurrección fracasó sin desarrollarse del todo. Pese al apoyo de falangistas y requetés, la indecisión de los líderes y la estrecha vigilancia del Gobierno a los conspiradores la desbarataron. El 19 de abril, los generales Varela y Orgaz fueron detenidos; Villegas, Saliquet y González Carrasco pasaron a situación de disponibles forzosos.
El mismo día 19, un grupo de capitanes de las guarniciones comprometidas en el norte eligió a Mola como “Director” de la conspiración y se asumió su plan de preparar el movimiento desde las provincias.
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