Corridas de toros
Source:
Universidad de Navarra, Archivo General, ES.31201.AGUN/188/244/5
Date Created: 1936-10-05
Type: Poster
Extent: 1 item
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En la década de 1930, las corridas de toros habían sido una forma importante de ocio masivo durante más de un siglo. Durante la Guerra Civil se celebraron corridas de toros tanto en la zona republicana como en la sublevada, aunque en esta última continuaron durante toda la guerra y fueron aumentando en número con el paso del tiempo: 56 en 1937 y 73 al año siguiente.
Al igual que la corrida de toros anunciada en este volante, que tuvo lugar en Valencia en octubre de 1936, generalmente tenían como objetivo recaudar fondos. Organizado por Socorro Rojo Internacional el Sindicato de Carteros de Valencia, el objetivo era recaudar dinero para las guarderías de los hijos de los carteros madrileños que habían sido evacuados a Valencia. El volante llamaba a los “antifascistas” a “ayudar a las víctimas del fascismo” asistiendo. Otros recaudaron fondos para comedores y hospitales. En una corrida de toros en Ciudad Real los espectadores se pusieron de pie y saludaron con el puño cerrado mientras dos bandas interpretaban La Internacional y el Himno de Riego. Una escena similar se produjo en la corrida de toros de Barcelona del 16 de agosto de 1936 a la que asistió el Presidente Lluís Companys, aunque aquí La Internacional fue sustituida por el himno catalán Els Segadors. Los toreros fueron escoltados hasta el ruedo por una unidad de caballería y dos compañías de milicias.
En Sevilla, que había sido tomada por los sublevados en los primeros días de la guerra, el 18 de octubre de 1936 se celebró la primera corrida de toros, anunciada como homenaje al “Ejército Nacional”. La barrera de tablas estaba pintada con el rojo y amarillo de los rebeldes, y el torero estrella Manuel Bienvenida llevaba “Viva España” pintado en su capote. Dedicó su faena al general Queipo de Llano y “para que los hijos de La Pasionaria se mueran de rabia”. La primera corrida de toros en Bilbao después de su toma por los franquistas en junio de 1937 fue para recaudar fondos para el ejército, Auxilio Social y un hospital local. Los periódicos llevaban el mensaje de que “Todo buen español está obligado a asistir a estas corridas de toros para recaudar fondos”, y en la prensa aparecieron los nombres de empresas y particulares que asistieron.
Hubo toreros en ambos bandos, aunque, en general, los grandes nombres, muchos de los cuales se habían convertido en terratenientes, apoyaron a los rebeldes mientras que las figuras menores y sus subordinados se pusieron de parte de la República. Muchos de los primeros, que se encontraban en territorio republicano al inicio del conflicto, aprovecharon sus viajes profesionales a Francia para para pasarse al territorio controlado por los rebeldes. Marcial Lalanda, que se unió a la milicia de Falange, fue un ejemplo. En el bando republicano existió una unidad conocida como Milicia de Toreros que incluía picadores y banderilleros. Mandada por el novillero Luis Prados, Litri II, luchó en la defensa de Madrid y luego ingresó en el Ejército Popular.
Las corridas de toros de la Guerra Civil culminaron con la “Gran Corrida de la Victoria” en la plaza de Las Ventas de Madrid el 24 de mayo de 1939. Esto también fue para recaudar fondos y los toreros actuaron gratis. Sin embargo, a diferencia de otras corridas en tiempos de guerra, las ganancias no se destinaron a una institución específica. En cambio, las más de 500.000 pesetas, con un valor mínimo de 853.000 euros hoy, fueron a parar a Franco “para que las destine como mayor le parezca”.