L’Espagne en face de la situation internationale

L'Espagne en face de la situación internacional [España en frente de la situación internacional] es un folleto publicado por la Delegación de Propaganda, una organización pro-republicana con sede en París. Consiste en una traducción de un discurso de Juan Negrín, último presidente del Frente Popular, pronunciado el 14 de octubre de 1938. En él afirma que la comunidad internacional debe darse cuenta de que la guerra no es un asunto interno, sino un conflicto internacional. Denuncia el Acuerdo de No Intervención como hipócrita y considera a los nacionalistas y sus aliados no más que un ejército extranjero en suelo español. También afirma que garantizar una victoria republicana sólo beneficiaría a Gran Bretaña y Francia, ya que una España en manos de los nacionalistas inevitablemente apoyaría a la Alemania nazi y la Italia fascista. 

En el otoño de 1938, la situación era terrible para los republicanos. Las Brigadas Internacionales acababan de disolverse, la Batalla del Ebro estaba empeorando y el propio Negrín se encontraba en una situación difícil, ya que tenía una relación difícil con los anarquistas y el POUM. Muchos en el campo republicano desconfiaban de las medidas centralizadoras que había tomado y algunos incluso lo acusaron de ser demasiado complaciente con el PCE y los agentes del NKVD de Moscú. 

La Delegación fue creada en mayo de 1937. Desde el comienzo de la guerra, los republicanos habían sufrido varios reveses en el frente diplomático, ya que los nacionalistas tenían redes más fuertes en el extranjero. Esta carencia llevó a la creación de una agencia de comunicación propia, ubicada en un gran local en el número 12 del boulevard de la Madeleine, donde antiguamente estaba la Oficina Española de Turismo. Luis Araquistáin, el embajador de España en Francia, jugó un papel importante a la hora de proporcionar recursos a la incipiente Delegación. Inicialmente, la oficina estuvo dirigida por el compositor Adolfo Salazar, cuyo mandato no dejó muchas huellas. Juan Vicens, que le sucedió, en julio de 1937, se quejó del desorden en el que se encontraban entonces los servicios de propaganda. Este cambio fue ciertamente controvertido, ya que Vincens –cuya reputación de “aparatchik pequeño burgués” le precedía– era miembro del PCE y aplicó la nueva postura anti-intelectualista del gobierno a la Delegación (García, 2009). Además de editar folletos y tener presencia en un céntrico centro parisino, la Delegación contaba con una oficina cinematográfica, que estaba dirigida nada menos que por Luis Buñuel. También colaboró ​​activamente con sindicatos, partidos y organizaciones de izquierda. Con medios limitados y resultados mixtos, intentó construir redes en la sociedad civil y presionó a varias instituciones, incluso a las católicas. 

La Delegación finalmente no cumplió con las ambiciones de Vicens. Los problemas editoriales, financieros y políticos paralizaron enormemente la estrategia de comunicación de la agencia. Vicens fue destituido en enero de 1939 y sucedido por su asistente Eduardo Ugarte, cuyo mandato fue muy breve, ya que la Delegación cerró un mes después. 

AB-V