Emblema de piloto de caza de las Fuerzas Aéreas de la República
El día 14 de septiembre de 1938, el teniente piloto y profesor de vuelo de la Escuela de Alta Velocidad de El Carmolí (Murcia) y el alumno sargento piloto Miguel Rodríguez Iriondo volaban en un Polikárpov I-16 UTI (Biplaza) cuando les sorprendió una tormenta sobre el Mar Menor. El cielo se cubrió de una densa capa de nubes que impedía la visibilidad y cuando el teniente Castañeda intentó abandonar esa zona aérea, el monoplano entró en picado y se estrelló en el mar.
Antes de que el I-16 impactara con la superficie del agua, Rodríguez Iriondo pudo abandonar el aparato, pero no hubo tiempo para que se le abriera el paracaídas y falleció al chocar con la superficie marina. Castañeda, que había aguardado a que su alumno se pusiera a salvo, no pudo saltar del avión y se sumergió con su Polikárpov I-16, que impactó en el fondo del Mar Menor. El cadáver del alumno fue rescatado de las aguas horas después de que se produjera el accidente, pero el profesor de vuelo de la Escuela de Alta Velocidad de El Carmolí permaneció sumergido entre los restos del aparato, no siendo recuperado hasta tres días después del trágico vuelo.
El cuerpo del teniente Castañeda fue entregado a su esposa, Elisa Gallego, junto a sus efectos personales, entre los que se encontraban el emblema de piloto de caza de las Fuerzas Aéreas de la República y el galón de teniente que llevaba en su cazadora de cuero. Las características generales del emblema del Arma de la Aviación de la República fueron especificadas en la Gaceta de la República (nº 62 del día 3 de marzo de 1937) siendo dos alas desplegadas, bordadas en plata, que parten de un disco rojo, en cuya parte superior descansa una estrella roja de cinco puntas. En el caso de la especialidad de caza, se concreta que sobre el centro del disco rojo figurará una hélice de cuatro palas, bordada en oro, y bordada en seda color azul cobalto, un ave estilizada en vuelo inclinado.
Pese a los efectos del salitre y el paso del tiempo, el distintivo aún conserva los colores (azul, dorado y rojo) de los elementos identificativos y el galón del piloto de caza teniente Ramón Castañeda Pardo. Estos y otros recuerdos personales fueron custodiados celosamente durante el resto de la guerra y la posguerra por Elisa Gallego y, posteriormente, por su hija Josefina Castañeda, siendo mudos testimonios sentimentales de la memoria de un aviador de la República.
CLA