Los Institutos para obreros

Uno de los elementos identitarios más importantes del proyecto de modernidad republicano fue la educación y la cultura popular. La República legisló desde sus primeros días en favor de la educación pública y laica.  Iniciada la Guerra Civil el interés por llevar la cultura incluso al campo de batalla continuó con las Milicias de la Cultura y las bibliotecas del frente que promovieron la alfabetización de los soldados, así como las Brigadas Volantes y las Misiones Culturales en la retaguardia. 

Otro ejemplo de esta labor educativa ininterrumpida por la guerra fueron los Institutos Obreros de Segunda Enseñanza creados pocos días después del traslado del Gobierno de Madrid a Valencia en noviembre de 1936.  Una iniciativa del Ministerio de Instrucción Pública ideada para promover el acceso de los jóvenes trabajadores a la enseñanza superior.  Así, por medio de proceso acelerado en dos años (cuatro cursos semestrales) los alumnos obtendrían la titulación de Bachillerato. Localizado en la avenida de Fernando el Católico de Valencia, el entonces elitista Colegio de San José de la Compañía de Jesús, pasó a ser la sede del primer Instituto Obrero al que seguirían otros en Sabadell, Barcelona y Madrid. 

Tras un proceso selectivo, los estudiantes de entre 15 y 18 años se integraban en un internado mixto recibiendo una paga compensatoria para sus familias. De los trescientos estudiantes admitidos, unas cincuenta eran mujeres. En el instituto se emplearon los procedimientos pedagógicos más avanzados: la participación activa del alumnado, el estudio de temas vivos y de actualidad, el uso de la biblioteca y la lectura de la prensa diaria, las prácticas de laboratorio, el cine científico o las excursiones y clases al aire libre.  

Entre 1937 y 1939 se formaron en las aulas del Instituto Obrero de Valencia más de 300 alumnos, que siempre guardaron en la memoria aquella experiencia educativa transformadora. Entre los docentes figuraban algunos de los más prestigiados profesores de Segunda Enseñanza: Mercedes Ontañon, Enrique Lagunero, Ana Martínez Iborra, Rafael Pérez Contel, Rafael de Penagos, Federico Portillo, Enrique Rioja Lo Bianco, Samuel Gili Gaya, Teófilo Lagunero, Manuel Núñez de Arenas o Juan Renau.  

Este documento fotográfico fue realizado por Walter Reuter en 1937 durante una visita al Instituto Obrero de Valencia. Las actividades habituales del instituto quedaron reflejadas en un reportaje, que serviría para la realización un cartel de difusión del Ministerio de Instrucción Pública firmado por el diseñador gráfico Mauricio Amster.