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Centro Documental de Memoria Histórica,
https://www.cultura.gob.es/dam/jcr:7bab8fc1-5bf2-4346-80b6-3991829d5b72/brigadas-audio.mp3
Esta canción es el himno de las Brigadas Internacionales, cantado por el coro de la 11ª Brigada Internacional dirigido por el actor, cantante y voluntario alemán Ernst Busch.
Las Brigadas, siete en total (de la XI a la XV, 129 y 150), enrolaron a unos 35.000 efectivos de más de 50 países. Cada una estaba compuesta por unos 2.000 hombres distribuidos en tres, y en algún caso 4, batallones, con frecuencia agrupados por sus naciones de origen (aunque con el tiempo, soldados españoles también serían enrolados en las Brigadas). En su mayoría eran hombres sin experiencia militar o como muchos veteranos de la Primera Guerra Mundial. Por naciones, Francia fue, con mucho la que proporcionó más brigadistas, unos 10.000, seguida de exiliados de Alemania y Austria, e Italia.
Los brigadistas fueron usados como fuerza de choque en las batallas más duras de la guerra, desde la defensa de Madrid en noviembre de 1936 al cruce del Ebro en julio de 1938. En consecuencia, su número de bajas fue altísimo, cerca del 30% de la tropa, cuando lo normal en la Guerra Civil española estuvo en torno al 10%. La mayor sangría se produjo durante el derrumbe del frente aragonés que comenzó en marzo de 1938.
Los franquistas tenían la costumbre de fusilar a los brigadistas, aunque luego, en parte por presión de sus aliados italianos y alemanes, comenzaron a intercambiarlos por prisioneros. Los brigadistas apresados acabaron hacinados en el tristemente famoso campo de concentración de San Pedro de Cardeña, Burgos, en condiciones penosísimas.
Los brigadistas fueron despedidos en medio de un baño de masa en Barcelona el 28 de octubre. Les esperaban suertes dispares. Franceses, británicos y americanos no tuvieron problemas apara reintegrase a la vida civil. En cambio, otros, como suizos y canadienses, fueron perseguidos por sus gobiernos democráticos, como lo fueron aquellos que provenían de países regidos por dictaduras. Por su parte, alemanes, austriacos e italianos no tenían a dónde ir. En su mayoría, después de pasar por los campos de concentración franceses, siguieron luchando contra el fascismo durante la Segunda Guerra Mundial.
De manera similar, las formas en que han sido recordados en sus países de origen han variado y cambiado con el tiempo para reflejar las circunstancias políticas cambiantes.
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