La Guerra Civil española tuvo una amplia repercusión en China. Con la ocupación japonesa a gran escala en julio de 1937, mientras en España se libraba la batalla de Brunete, ambos conflictos coexistieron hasta el abril de 1939, siendo las dos mayores guerras que antecedieron a la Segunda Guerra Mundial. La prensa china, española e internacional solía hacer comparaciones, considerándolas un anticipo del conflicto global que se avecinaba. Además de la coincidencia cronológica, hubo aspectos de la guerra civil española que, con diferentes matices, se reprodujeron China.
En primer lugar, ambos conflictos produjeron una reacción parecida en los grandes actores internacionales: Estados Unidos, Reino Unido y Francia se inhibieron de apoyar directamente a ninguno de los bandos (posteriormente, en la Segunda Guerra Mundial se aliaron con China) y pusieron en práctica una política de no intervención, mientras que Italia y Alemania ayudaron de forma decisiva a la España de Franco y, posteriormente, se aliaron con Japón en el pacto Anti-Comintern. Por el otro lado, la Unión Soviética ayudó a los gobiernos español y chino establecidos en sendas alianzas con los partidos comunistas de ambos países, el llamado frente popular (en España) y frente unido (en China). La ayuda de la Unión Soviética, del Comintern, de algunos países como México, y de un amplio movimiento izquierdista dotó a los conflictos de España y China de una dimensión internacional y una simbología común de lucha contra el fascismo. Por otro lado, en algún momento de la segunda mitad de 1937, Stalin decidió disminuir la ayuda militar que estaba enviando a España (fundamental, como en el caso de la aviación) para desviarla hacia China.
Las Brigadas Internacionales en España simbolizaron este elemento internacional antifascista y fueron muy elogiadas por los comunistas de Yan’an, liderados por Mao Zedong, al tiempo que buscaban la internacionalización del conflicto en China. Algunos intelectuales y famosos antifascistas que habían visitado la España republicana, como Robert Capa, Ernest Hemingway, Joris Ivens, Norman Bethune o W. H. Auden, viajaron a China. En el otro bando también fueron numerosos los contactos entre Japón, el gobierno títere de Manchukuo y la España franquista.
El repetido bombardeo de ciudades y de la población civil por parte de la aviación alemana e italiana en España y japonesa en China motivó una campaña internacional y una importante movilización de ayuda médica hacia ambos países. Estos movimientos de ayuda médica internacional hacia España y China estuvieron muy conectados. Por otro lado, en el plano militar, la Guerra Civil española también tuvo consecuencias en la estrategia china. La derrota de la España republicana, evidente ya en marzo de 1938, dio pie a una discusión sobre la defensa a ultranza de las ciudades (Madrid y Wuhan solían compararse por su espíritu de resistencia), que fue cuestionada por algunos líderes chinos como Mao Zedong, que dio prioridad a reforzar la base guerrillera en zonas aisladas y rurales. La derrota de la España republicana de 1939 reforzó los argumentos de Mao.
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