En agosto de 1936, el gobierno letón acordó implementar la política de No-Intervención y durante el conflicto aplicó las prohibiciones y directrices adoptadas por el Comité de No Intervención. En consecuencia, después del 23 de febrero de 1937, se prohibió el reclutamiento de voluntarios letones y la participación en el conflicto. Al principio, los empleados del Servicio Exterior de Letonia y otros funcionarios de alto rango creían que las violaciones de la política de No-Intervención no eran relevantes para Letonia. Sin embargo, más de 80 voluntarios de Letonia viajaron a España para ayudar a la República. Sólo se sabe de un ciudadano letón que sirvió en el bando de Franco. Además, las instituciones estatales letonas vendieron antiguas existencias de material de guerra a un intermediario que participaba en la venta de armas a España. También empresas letonas se dedicaron a transacciones exteriores de armas que tenían como destino España.
En aquel momento, Letonia estaba gobernada por Kārlis Ulmanis, cuya dictadura autoritaria, establecida el 15 de mayo de 1934, fue relativamente suave. El régimen se basó en el nacionalismo; sin embargo, no apoyó ningún radicalismo. Los partidos políticos estaban prohibidos y los medios de comunicación estaban férreamente controlados. La sociedad letona recibió inicialmente información contradictoria sobre la situación en España. Desde el otoño de 1936 hasta finales de 1937, la narrativa de los periódicos letones más importantes estuvo predominantemente a favor de los rebeldes. Incluso publicaron propaganda rebelde. Se dispuso de información más objetiva a partir de 1938, cuando entró en vigor la nueva Ley de Prensa, que prohibía la impresión de noticias no verificadas desfavorables para las relaciones diplomáticas letonas.
A pesar de las actividades de las autoridades letonas, se creó y distribuyó en pequeñas cantidades una prensa comunista ilegal. Ésta apoyó la posición de la URSS en el conflicto. El clandestino Partido Comunista Letón, fuertemente influenciado por la vecina URSS, tuvo una importancia significativa en el reclutamiento de voluntarios letones y la recaudación de donaciones para la República Española.
Durante la RSS de Letonia (1944-1990), se publicaron los primeros recuerdos escritos por letones del lado republicano tras la condena del culto a la personalidad de Joseph Stalin. Sin embargo, estaban muy fragmentados ya que la censura no permitía escribir sobre las violaciones disciplinarias entre los letones y los malos hábitos que tenían algunos voluntarios. Además, la experiencia letona no podía incluir temas que desacreditaran a la URSS y muchos voluntarios, que nunca llegaron a la URSS, tuvieron que ser borrados de la historia soviética. Sólo hoy el tema adquiere un interés renovado y más objetivo.
GIB