La reacción de la ciudadanía delante del golpe de Estado

La imagen se corresponde al interior del Gobierno Civil de A Coruña, destrozado tras el bombardeo al que fue sometido el día 20 de julio de 1936 por parte de los militares golpistas. Por sí sola, esta fotografía desmonta un extendido relato de que el asalto al poder en Galicia fue incruento y que no hubo gran resistencia al golpe. Desde que llegaron las primeras noticias de que se había producido una insurrección armada en África el mismo día 17 de julio por la tarde, en todas las principales ciudades y cabeceras comarcales de Galicia se fueron concentrando grupos de personas para acompañar a los dirigentes políticos y sindicales que estaban en los ayuntamientos o gobiernos civiles reunidos. 

Los dirigentes políticos que se posicionaron inmediatamente en contra del golpe siempre estuvieron arropados en las calles por la ciudadanía. Nada de lo contrario ocurrió con los golpistas. En Vigo, fueron abucheados por la multitud los militares durante la lectura del bando de Guerra, lo que provocó una matanza contra los que protestaban, con 27 víctimas mortales. En A Coruña, se levantaron barricadas repletas de civiles y guardias de asalta para proteger el Gobierno Civil y los militares utilizaron cañones para acabar con la resistencia. En Santiago, la plaza del Obradoiro estuvo llena de personas que salieron a defender al gobierno constituido. Estas escenas se repitieron obligando a los militares golpistas a utilizar la fuerza para aplastar las barricadas. El rastro en las calles fue el que dejaron los destrozos y las víctimas de los enfrentamientos (algo más de 100 entre los días 20 y 22 de julio). 

AMM