Belchite
Repository: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia
Creator: Centelles, Agustí, 1909-1985
Source:
Reference Code
AD05989
Date Created: 1937
Type: War photography
Extent: 1 item
Geographic Region: Belchite, Spain, Madrid, Spain
41.30614, -0.75472
Los intentos de salvar la zona norte republicana mediante ofensivas desde la zona centro culminaron con la ofensiva sobre Zaragoza (24 de agosto a 7 de septiembre de 1937). Como los ataques previos en Segovia, Huesca y Brunete, este también falló en conseguir el objetivo de romper el frente, destruir al ejército enemigo y tomar localidades de importancia. Además, la ofensiva llegó tarde para Santander que cayó dos días después de que esta comenzase. Los republicanos ganaron terreno en Aragón pero estas conquistas resultaron irrelevantes para el desarrollo de la guerra.
La ofensiva republicana, inicialmente, como venía siendo la norma ese verano, empezó bien. Tenían enfrente a un enemigo mucho menos numeroso y peor armado. Los franquistas habían considerado el frente aragonés como de poca importancia, en parte porque habían tenido enfrente hasta ese momento a las poco efectivas milicias anarquistas controladas por el Consejo Regional de Defensa de Aragón (finalmente disuelto por la fuerza a comienzos de agosto). Ahora les iban a atacar algunas de las mejores tropas del Ejército Popular que contaba también con abrumadora superioridad aérea (aunque la aviación actuó de forma descoordinada y muy deficiente) y de tanques.
Las tropas atacantes, en especial la 45 División Internacional, llegaron a unos seis kilómetros de Zaragoza pero fueron incapaces de avanzar más y rodear la ciudad. Esto se debió a que los defensores franquistas actuaron con gran determinación y efectividad. Tanto que Franco, al contrario de lo ocurrido en la Batalla de Brunete, no vio necesario detener la ofensiva en el norte. Los refuerzos que llegaron a Zaragoza procedieron esta vez del frente del centro.
Fracasado el objetivo de tomar Zaragoza, el eje de los combates se desplazó a un frente muy secundario pero que pronto se hizo famoso: Belchite. Esta había quedado cercada el 26 de agosto. La guarnición, compuesta por varios miles de hombres, se pertrechó dentro del casco urbano. A pesar de ello, los republicanos, conscientes de que el tiempo corría en su contra, decidieron asaltar el pueblo. Los combates fueron intensos y cuerpo a cuerpo. Los republicanos cortaron el agua, haciendo más difícil aún la resistencia en medio del calor del verano aragonés. La artillería republicana machacó las posiciones rebeldes dejando Belchite devastado. El 6 de septiembre los republicanos tomaron la plaza. La batalla se saldó con 5.000 muertos y varios miles de prisioneros de guerra.
La victoria republicana en Belchite no cambió nada. Su ejército seguía siendo incapaz de llevar a cabo grandes maniobras con rapidez. Fue sin duda una victoria estratégica para el ejército franquista que mostró una vez más su determinación y habilidad en la defensa. En esto no era muy diferente del republicano, pero es que, a diferencia de aquel, este sabía atacar en profundidad y consolidar sus ganancias.
Belchite permaneció en manos republicanas hasta el final de la guerra. Franco decidió no reconstruir el pueblo, dejándolo, en contra de la voluntad de sus habitantes, como un símbolo del conflicto. En cambio, el dictador mandó construir un pueblo nuevo, empleando para ello mano de obra esclava: los cautivos republicanos.