Estragos y fatales consecuencias

“(…) Hambre, terror y miseria en todas partes. Esta es la verdadera guerra” (Esteban Vega, en la introducción de La guerra al desnudo. 25 grabados de la guerra, con sus horrores y desastres, por el dibujante Yes con prólogo de Rafael Alberti, Madrid, Editorial Roja, 1936).

Las nefastas consecuencias de la Guerra Civil sobre la población fueron asunto de importancia capital en el arte de esos años. Ya fuera mediante la representación de sucesos imaginados pero reales, o de hechos presenciados, estas escenas fueron fruto de la necesidad de dejar constancia de los horribles acontecimientos. Hablamos de un arte de naturaleza testimonial con una elevada carga emocional en el que el recuerdo del famoso “yo lo vi” de Francisco de Goya resuena con fuerza. La obra bélica de Goya y especialmente los Desastres fueron un referente indiscutible para los artistas durante la Guerra Civil, quienes evocaron su espíritu crítico y optaron a menudo por reflejar la barbarie en estado puro. 

La pintura del cordobés Horacio Ferrer Madrid, 1937 (Aviones negros) representa uno de los ataques aéreos que el artista y su familia sufrieron en Madrid. Las figuras retratadas son precisamente sus allegados: su mujer, sus cuñadas, su sobrina recién nacida, su suegra y sus propios hijos. La obra se expuso en el Pabellón Español de la Exposición Internacional de París de 1937 causando gran admiración. Allí mismo se exhibían otras varias escenas de ataques aéreos, incluido el Guernica de Picasso. La amplia cobertura mediática de los bombardeos facilitó su conversión en icono, siendo el caso de Guernica el más evidente. Se llevaron a cabo numerosas representaciones plásticas de ese fatídico ataque, así como de otros acaecidos en el conflicto, convirtiéndose este tipo de representaciones en la expresión artística más plausible de los estragos de la guerra moderna.

La miseria se plasmó igualmente en las escenas de evacuaciones. Varias de ellas se referían al episodio conocido como “La Desbandá”, el éxodo originado en Málaga y convertido en masacre en la carretera que llevaba a Almería ante el ataque franquista en febrero de 1937. Además, los artistas se ocuparon de otras cruentas composiciones: las visiones de cadáveres, las ejecuciones, el hambre, la enfermedad y las ruinas. En este conjunto de imágenes de estragos, el común denominador fueron sus protagonistas: mujeres y niños, especialmente, también ancianos. Ellos fueron las víctimas de la Guerra Civil, como también lo han seguido siendo en otros conflictos modernos.

IEG