Año y medio de gestiones de canje
Creator: Giral, José (1879-1962)
Source:
Private Collection
Date Created: 1938
Extent: 1 item
Alejada la posibilidad de un Gobierno liderado por Martínez Barrio, la solución pasó por recurrir a otro de los fieles del presidente de la República, José Giral. Este químico y farmacéutico, diputado por Izquierda Republicana era ministro de Marina en el Gobierno de Casares Quiroga y también había sido ministro con Azaña. Pese a la gravedad del encargo, o quizás por ella, Giral aceptó. Su gabinete apenas mostró cambios respecto al Gobierno de Casares al que sustituía. Casi sin margen de maniobra por las horas transcurridas y con la sublevación cogiendo carrerilla, el nuevo Gobierno aceptó repartir armas.
Era 19 de julio. Durante aquella mañana, el general Franco aterrizaba con el Dragon Rapide en Marruecos y el general Mola leía su bando de guerra en Pamplona. El golpe llegaba a su momento culminante. Consciente de la gravedad de la sictuación y de la necesidad de contar con todos los recursos posibles, el Gobierno se presentó con una nota en la prensa que apelaba a la adhesión del pueblo y aceptaba “agradecido su heroica cooperación.” También se mostraba dispuesto a llegar a “los esfuerzos más extremos” para defender la democracia e “impedir que le sean arrebatados al pueblo los derechos ciudadanos que conquistó dignamente.”
La entrega de armas al pueblo por parte del gabinete de Giral dejó al Gobierno sin el monopolio del orden público. A esto se sumaba el colapso que el Estado sufrió a consecuencia del golpe, lo que dejó espacio a situaciones revolucionarias en diversas zonas del territorio leal a la República. El Gobierno Giral se mostró impotente para imponer su autoridad. La pérdida de control del orden público frente a la preponderancia de las milicias dio lugar a numerosas situaciones de violencias y desmanes. Una de las más luctuosas para la República fue la vivida durante la noche del 22 al 23 de agosto, la noche de la matanza en la cárcel Modelo de Madrid. Una treintena de célebres políticos y militares fueron asesinados por milicianos. Aquel suceso supuso un fuerte varapalo para la reputación de la República en el exterior y dejó consternados tanto a Azaña como a Giral.
Transformado ya el golpe en guerra, buena parte de la labor de Giral se centró en intentar recuperar el control del Estado. También en garantizar la seguridad de multitud de republicanos prisioneros en zona rebelde, para lo que desarrolló una intensa política de canjes de prisioneros.
La desarticulación de buena parte de los resortes del Estado también dificultó la organización de una defensa adecuada ante los avances rebeldes, lo que acabaría provocando la dimisión de Giral, a quien sustituyó Largo Caballero. Giral se mantuvo en el Gobierno como ministro sin cartera. En 1946, tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando todo el mundo daba por hecho que el franquismo se uniría a la caída de dictaduras fascistas y militares, Giral volvió a encabezar un gobierno de concentración republicana, que esperaba se encargarse del retorno de la democracia en España.
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