El gobierno de Getúlio Vargas practicó la neutralidad oficial ante el conflicto civil español, manteniendo relaciones diplomáticas con el Gobierno republicano. Sin embargo, gran parte de las elites políticas brasileñas no dudaron mostrar simpatías hacia los rebeldes. Siguiendo una política dudosa, Vargas logró disuadir al canciller brasileño José Carlos de Macedo Soares de sus intenciones de romper con la República, pero al mismo tiempo ayudó a los rebeldes enviando toneladas de café a las regiones bajo su poder. El general Franco le agradeció la donación y se comprometió a mantenerla confidencial.
La diplomacia brasileña activa en España sufrió las consecuencias del conflicto. El embajador de Brasil en Madrid, Alcebíades Peçanha fue herido en un atentado y su colección privada de obras de arte confiscada por grupos republicanos. Al menos dos agentes consulares brasileños estuvieron involucrados en actividades de espionaje a favor de los nacionalistas españoles. También la precaria situación de la población civil conmovió a Carlos da Silveira Martins Ramos, encargado de negocios de Brasil en Barcelona, que ayudó a decenas de niños españoles con sus recursos propios.
La Guerra Civil también afectó a la sociedad brasileña. Imbuidos de la misión de defender a España del peligro nazifascista, 39 brasileños se alistaron como voluntarios en las Brigadas Internacionales. La mayoría procedía del Ejército y participó activamente en el fallido intento de revuelta comunista que tuvo lugar en 1935. Pero la implicación de Brasil en el conflicto civil español fue mucho más allá de la participación de estos ciudadanos en el frente. La polarización ideológica alcanzó a amplios sectores de la sociedad brasileña, despertando, en particular, la atención de quienes se identificaban con las propuestas políticas en pleno apogeo en España.
Artistas e intelectuales de renombre como Carlos Drummond de Andrade y Manuel Bandeira, a través de sus poesías, ofrecieron apoyo incondicional a la causa republicana. Otros segmentos expresaron simpatías por los nacionalistas españoles. En sus discursos, a Iglesia Católica y la Acción Integralista Brasileña buscaron demonstrar que el conflicto civil en España había sido provocado por los comunistas, asociando casi siempre lo ocurrido con la situación política de Brasil.
Desde finales del siglo XIX, Brasil había recibido un gran contingente de inmigrantes españoles. Parte de esta comunidad, dividida por tensiones regionalistas que no habían sido abandonadas en territorio brasileño, se quedó ahora dividida por otra razón: las opiniones políticas y la defensa de los bandos en conflicto en España.