El destino de un maestro republicano
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Creator: Sergi Bernal
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Date Created: 2012-02-18
Type: Photograph
Extent: 1 item
Estas páginas forman parte del cuaderno El Mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca, creado en 1936 por los alumnos de la escuela del pueblo de Bañuelos de Bureba (Burgos) bajo la dirección de su maestro, Antonio Benaiges. Su familia guardó el cuaderno como si fuera un tesoro. Nativo de Mont-roig del Camp (Tarragona), este catalán de 31 años llegó al pueblo de 198 habitantes en 1934. Era seguidor del método innovador Freinet, una pedagogía que hacía a los estudiantes trabajar en grupos para crear productos útiles basados en sus propios intereses y experiencias. Ello incluía publicar un cuaderno como este, usando una imprenta primitiva. Para este proyecto, Benaiges pidió a sus alumnos imaginar “cómo será el mar?”, y les prometió que en el verano les llevaría a Cataluña para verlo.
Nunca pudo cumplir con su promesa. El día después de la rebelión militar, Benaiges, cuya pedagogía innovadora había provocado la sospecha y el resentimiento, fue detenido en Briviesca. Al día siguiente, un grupo de falangistas fue a Bañuelos, donde revolvieron la escuela, quemando todo lo que entraron, los cuadernos de los estudiantes incluidos. A Benaiges le torturaron y le humillaron públicamente antes de matarlo el 25 de julio. Con otros 400 cuerpos más, su cadáver acabó en una fosa en La Pedraja, a unos 25 kilómetros de Burgos junto a la carretera nacional.
Benaiges fue uno entre muchos miles de víctimas de la represión de los rebeldes, pero su caso y el cuaderno que sus alumnos crearon, iluminan el hecho de que el proyecto educativo de la República fue un blanco privilegiado.
El artículo 48 de la Constitución de 1931 proclamaba que “La enseñanza primaria será gratuita y obligatoria. La enseñanza será laica… y se inspirará en ideales de solidaridad humana.” La Iglesia podía tener sus propias escuelas donde se enseñaba la religión, pero estaría sujeta “a inspección del Estado”. Los primeros gobiernos republicanos actuaron energéticamente para realizar estos objetivos, construyendo nuevas escuelas, contratando profesores y subiendo su sueldo, implementando un nuevo plan de estudios para la formación de maestros, introduciendo la coeducación, entre otras cosas. No había ninguna pedagogía republicana oficial, pero métodos como el de Freinet encajaban perfectamente con los objetivos del nuevo régimen y Antonio Benaiges era un modelo de nuevo maestro de la República.
La enseñanza también fue crucial para los Franquistas, y por eso los maestros fueron un blanco de la violencia de los primeros meses de la guerra. Solo en la provincia de Burgos, donde la represión fue relativamente menor, hubo hasta 40 maestros muertos o “desaparecidos”. Después de las matanzas iniciales, toda la profesión fue sujeta a una purga burocratizada. Uno de cada cuatro maestros fue castigado de alguna manera, y el diez por cien fueron separados definitivamente. Le sustituyeron curas, veteranos nacionalistas y profesores nuevos formados en las ideas de la nueva dictadura franquista. Cuando se volvió a abrir la escuela de Bañuelos, en el aula había un crucifijo y la nueva bandera bicolor.
La purga llegó hasta la tumba. En diciembre de 1939, en una humillación póstuma, la Comisión Depuradora del Magisterio Nacional de Primera Enseñanza de Burgos castigó a Benaiges, quien ya llevaba muerto más de tres años, con la “separación definitiva” de su cargo docente.